2.11.14

Los libros se venden o se regalan?

Me invitaron a presentar mi ultimo libro, el que lleva por título Epistemología de la frontera. Modelos de sociedad y políticas públicas (un título de por sí complicado, pero sobre todo caprichoso) a San Diego City College. En cuanto recibí la invitación gustosa dije que sí, un pretexto para viajar otra vez a la frontera. El tiempo me ganó y la maleta le hice el último día. Si bien es cierto que cada vez intento viajar más ligera, también he tenido que ceder mucho del espacio de mi maleta para llevar libros. La ropa la escatimo y casi siempre, al llegar a los lugares, me doy cuenta que no serán suficientes las playeras (con los calzones, como con los libros, siempre acierto) o que no combinan los zapatos con el único cinturón que me puse antes de salir de casa. Al deshacer la maleta dedico una gaveta a los libros y otra a la ropa, ahí es cuando me pregunto en qué momento una se vuelve todologa... Ya no basta con escribir los libros, ahora también los tengo que promover, difundir, transportar, y, en el mejor de los casos, vender... Digo en el mejor de los casos porque soy tan mala para vender que he roto récord: estoy por llegar a la meta de regalar 1500 libros en lo que va del año. Podría hacerme la interesante y decir que el conocimiento se regala, o que uno escribe por una necesidad vital, sin importar el éxito, pero lo cierto es que soy demasiado introvertida para vender cualquier cosa. Hace varios años, cuando era estudiante de licenciatura, mis padres maquillaban ropa y me tocaba ir a venderla al "tianguis", sufría tanto cuando me regateaban. En ese entonces no podía regalar nada porque de eso dependía una parte de las colegiaturas. Ahora que no es así, que busco financiamiento para financiarme mis proyectos, he optado por asumir mi condición de todologa y lo único que deseo gustosa es regresar con la maleta vacía. Sin libros, y a veces también sin ropa. Para ello he optado por regalar los libros. A veces me pregunto si es acertado hacerlo así, en el sentido de si la gente realmente "valora" lo que les estoy regalando. La respuesta no la tengo porque la pregunta es una falacia. Un mercantilismo-moral puro. Podría decir que una aporía, pero tampoco tendría sentido. Cierro con una anécdota que responde hiperbólicamente a ese intento de cuestionamiento fidedigno, pero incorrectamente formulado: hace unas semanas, en uno de esos seminarios donde he regalado mis libros, me acerqué a un defensor de migrantes para presentarme y saludarlo. Al momento de decirle mi nombre contestó "tú eres la del libro de Epistemología". Sí, dije con la cabeza. Cómo lo conseguiste, le pregunté. "Me lo regalaron y me ha servido mucho para escribir sobre la frontera sur", afirmó.


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