27.6.15

El filtro arco iris

Ayer se aprobó el matrimonio gay en todo Estados Unidos. Reacciones varias en redes sociales. Casi todas fueron de júbilo, de celebración, de felicidad. Inmediatamente la gente acudió a casarse en algunos estados del sur del país, la gente salió a la calle, y Facebook hizo su aplicación arco iris. Al poco rato varias personas ya habían utilizado el filtro de colores en su foto principal. Algunas en una actitud de demostración abierta de su homosexualidad, otras como apoyo sincero a la comunidad (o como se dice coloquialmente gayfriendly).
Obviamente me parece desbordada la reacción cuando un par de semanas antes la Suprena Corte de Justicia había legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo en México. Situación que no tuvo una respuesta mediática como el desbordamiento que vivimos ayer en redes sociales, de televisión no puedo hablar porque no tengo. Aunado a que soy bastante escéptica con respecto al matrimonio y principalmente al matrimonio entre personas del mismo sexo. Escéptica en el sentido de que muchas veces estas solicitudes de trato igualitario solo reproducen  patrones heteronormativos que hemos cuestionado a lo largo de los siglos.
Mi lectura bastante práctica de este evento, que sin duda va a revolucionar en distintos sentidos las sociedades, no se si en todos los niveles, pero sí en lo político y económico, es precisamente que Obama se fue por la libre. Le pusieron muchas trabas en la seguridad social, en la ley de migración, con respecto a Guantánamo, la salida del ejército en Medio Oriente, y en otras tantas iniciativas, pero en este sprint final no le vieron ni el polvo. Le apostó al voto arco iris y lo va a ganar. Los demócratas le dieron la vuelta a los republicanos y no se conformaron con el voto latino, un voto previsiblemente dividido y que no garantizaba la permanencia de su partido en el poder. Le apostaron al voto útil de un sector económicamente más fuerte e incluyente, en lugar de apostarle solamente al voto étnico como lo habían hecho los años anteriores. Así es la política en algunos países, y cuando se trata de ganar, hay que repartir el triunfo y el beneficio social. 
Con este triunfo para la comunidad LGTTB se libran varias batallas, se enaltece el espíritu liberal y muchos otros valores universalizados por la modernidad, aunque para ello tuvo que pasar por lo menos un siglo. El caso de Estados Unidos sin duda es distinto al de México (necesitaría un análisis más amplio para aclarar esto y no es el tema ahora) y eso significa que la euforia de nuestros vecinos sumará favorablemente para proponer políticas públicas distintas y para legislar acciones violatorias de la integridad humana. Aunado a una fuerte reactivación de los mercados globales con miras a lo que por muchos años se llamó la industria, el servicio y el comercio rosa. Justo en momentos como éste la vecindad con Estados Unidos tiene sus ventajas. El tema es saber capitalizarlas y promover, más que un cambio en la foto de perfil, que los estados del norte de Méxici asuman su responsabilidad frente al matrimonio entre personas del mismo sexo, a pesar del conservadurismo existente, y la adecuada vigilancia de los órganos de gobierno para encausar un derecho ya ganado: la libertad de juntarte con quien se te de la gana sin temor a ser violentado... Un gran paso sin duda en muchos aspectos de la condición humana.


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