20.7.15

Usurpar oficios: de esas cosas que una hace para matar el tiempo

La fotografía ha sido tan cercana como la literatura. Mi gusto por ambas se dio en el bachiller. Mientras descubría a los existencialistas, también intentaba imprimir en hoja de plata. Duró poco mi estancia en el taller porque no tenía una cámara réflex, sino una de las Kodak de rollo 35mm. Pronto perdí interés y no era tan redituable el revelado porque todavía no comprendía que no se trataba de fotografiar el cotidiano, sino de hacer la composición, de narrar una historia con la imagen. Tuvieron que pasar algunos años para darme cuenta de ello. Con la literatura fue más sencillo ubicar la teoría, entender la accccion dramática, la importancia de las figuras retóricas y la construcción de los personajes.
En la universidad tuve mi segundo acercamiento con ambas, hacia mi servicio social en el periódico universitario como reportera. Todavía lo digital no se posicionaba, así que mientras redactaba notas también tomaba fotos si era necesario. Recuerdo una vez, Saramago iba a dar un par de pláticas, una en las instalaciones de la universidad, otra en Bellas Artes, me apunté para cubrir ambas. Para la segunda no había fotógrafo, así que cambié la pluma por la cámara. En el recinto, tras bambalinas, Saramago del brazo de Poniatowska. La imagen perfecta pensé. Cuando me entregaron la impresión de las fotos ninguna servía. Todas estaban fuera de foco. No volví a usar la cámara hasta que salí de la universidad. Compré una réflex análoga con la que pronto me familiaricé e hice fotos de todo y nada. Mi pareja de ese entonces se dedicaba a ello y aprendí alguna que otra cosa, incluso a revelar e imprimir. Luego la dejé (también la relación), la regalé, los negativos deben estar guardados todavía en algún lugar. Una reliquia si consideramos que ahora todo es digital.
Hace un par de años decidí comprarme otra vez una cámara, ahora una réflex digital, también Nikon. Según que para hacer investigación, la investigación que tengo en puerta. Pasó un año y ni siquiera la saqué de su caja. De vez en vez la prendía, iba a las marchas con ella, una que otra foto salía bien, al final todas están archivadas. 
Nuevamente la he vuelto a desempolvar, ya tengo el tiempo encima y quiero narrar con la imagen, no solo con palabras. Le pedí a un amigo cineasta que me enseñarla a usarla y estoy ahí. Un intento más para dominar la cámara. Tengo buen ojo, pero no he sido constante. Así que este fin de semana le dije a mi mejor amigo que me acompañara a tomar fotos para llevar a mi siguiente clase.
Fuimos a Chapultepec, hicimos el recorrido obligatorio en las lanchas, nos topamos con los voladores de Papantla, y quizá hay un par de fotos técnicamente bien hechas. Por la tarde, Paco tenía una boda (tema para otra entrada) y estaba dudosa de acompañarle. Una boda de mujeres. Solo había que esperar a que llegara la juez y las casara. Al final acepté acompañarle con la promesa de ir por unos gins al terminar. 
No me tardo, me dijo. Pero estoy muy chamagosa para ir a una boda en Polaco, le contesté. Pues decimos que eres mi fotógrafa, sugirió. Y acepté. Qué podía pasar, traía el kit completo. Llegamos al lugar, la gente súper producida, como se acostumbra en estos eventos. Me puse al frente, me quité el suéter. Una playera blanca y jeans con alpargatas. Desentonaba en el lugar. No me importó. Asumí mi papel de fotógrafa, empezó la ceremonia. Entraron las novias con unos vestidos hermosos. Me concentré en lo mío, en lo que me habían enseñado y en lo que había aprendido durante el día: la luz, la exposición, los blancos, el diafragma, etc. Toda una profesional, salvo por el atuendo. Se acabó la ceremonia (sigue sin conmoverme el acto performativo del matrimonio ni siquiera en el momento en que las novias se declaran amor eterno). Aplausos, besos y abrazos. 
Salí corriendo. Algo en mi consciente se detonó. Vergüenza, culpa, malestar. Había irrumpido una escena íntima con un oficio que no era el mío. Estaba agobiada, al tiempo que satisfecha, había visto la clase media, sus historias, sus pretensiones, en otros tonos. Recuerdo que un fotógrafo ya se dio a la tarea de hacer un libro sobre ello. ¿Qué se puede decir de la clase media con las imágenes? Mucho o nada, según la composición. Estaba fascinada con lo que había logrado ver en un cuarto tan pequeño, pero no podía evitar sentir vergüenza. Vergüenza que se agravó cuando Paco recibió una llamada preguntando que quien era yo. Balde de agua fría, fui suficientemente notoria para incomodar, pensé. Sí, me encargo de enviarles las fotos, dijo Paco antes de colgar. 
Después de unos tragos, lo dejé en su casa. Llegando a la mía prendí la computadora, bajé las fotos. Satisfacción. ¿Qué les dirá Paco cuando las envié?, pensé. Le advertí, las fotos no son lo que la gente espera de su boda, pero a mí me gustan. 

18.7.15

Sentir

De un día a otro
Sentir
Nuevamente un escalofrío

Una mirada
Una sonrisa
Un gesto

Busco una caricia
Puede ser cualquiera

Un roce de hombros
Un tocar la pierna
Un abrazo de despedida

Palpitación sexual cuando observo con intriga
A las que piensan
A las que ríen
A las que fuman
A las que están a mi lado

Con asombro 
De un día para otro
Todas me parecen hermosas 

No quiero una relación 
Repito incesante
Solo una caricia
La de una amante intinerante

Solo quiero sentir 
Un placer egoísta
Un deseo voyeurista







13.7.15

Inconsciente colectivo

Cuando la gente no dice
Afirma
Cuando la gente no pregunta
Niega
Cuando la gente se ufana de su miseria
Esconde.

Las hienas merodean con una risa delirante
Así también la gente sin consciencia.

Le presión social corroe
No todos están hechos para ser libres
Y los que se asumen 
Confrontan.

Miro sin mirar
Acepto sin comprender
Tolero sin respetar.

Seres sociales
Que evitan la diferencia
Y niegan la condición humana
Una aporía ontológica.

El inconsciente colectivo navega
Se infiltra en los usos
Para evitar que las costumbres colapsen.

Vientos desafanados
Arrebatan
Carcomen
La sociedad no se inmuta 
(O eso quiere también negar).
 



Cuando el cuerpo delata

Leer a los otros siempre me ha gustado. Observar, imaginar lo que van a decir, adelantarme a sus intenciones o, como se dice coloquialmente, leerles el pensamiento. Se puede confundir con servilismo, pero la realidad es que esta actitud es solo una máscara de mi timidéz e inseguridad social. Por lo tanto, solo doy el primer paso cuando me siento segura de haber leído, escaneado, en su totalidad a la gente. Este fin de semana, sin embargo, me pasó lo contrario. Me falló la lectura corporal y me aventé sin decir agua va. El resultado fue un negativa, un gancho al ego. Pero la reacción fue asintomática: salí del letargo, pensé al amanecer. Volví a respirar, a sentir, a experimentar deseo, pasión, goce por la vida y por lo que me rodea. Había perdido toda emoción en los últimos meses debido al estrés y las presiones del trabajo. De repente, en un fin de semana, en una noche, con solo cambiar la vista de lugar, mi cuerpo se volvió a iluminar. Perdió su tonalidad ceniza, casi diría amarillo huevo de folder tamaño carta, y con una mirada me cargué de energía. Después del bochornoso momento al que sin dudarlo me remitió un "no" rotundo, me di la vuelta y sonreí. 

27.6.15

El filtro arco iris

Ayer se aprobó el matrimonio gay en todo Estados Unidos. Reacciones varias en redes sociales. Casi todas fueron de júbilo, de celebración, de felicidad. Inmediatamente la gente acudió a casarse en algunos estados del sur del país, la gente salió a la calle, y Facebook hizo su aplicación arco iris. Al poco rato varias personas ya habían utilizado el filtro de colores en su foto principal. Algunas en una actitud de demostración abierta de su homosexualidad, otras como apoyo sincero a la comunidad (o como se dice coloquialmente gayfriendly).
Obviamente me parece desbordada la reacción cuando un par de semanas antes la Suprena Corte de Justicia había legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo en México. Situación que no tuvo una respuesta mediática como el desbordamiento que vivimos ayer en redes sociales, de televisión no puedo hablar porque no tengo. Aunado a que soy bastante escéptica con respecto al matrimonio y principalmente al matrimonio entre personas del mismo sexo. Escéptica en el sentido de que muchas veces estas solicitudes de trato igualitario solo reproducen  patrones heteronormativos que hemos cuestionado a lo largo de los siglos.
Mi lectura bastante práctica de este evento, que sin duda va a revolucionar en distintos sentidos las sociedades, no se si en todos los niveles, pero sí en lo político y económico, es precisamente que Obama se fue por la libre. Le pusieron muchas trabas en la seguridad social, en la ley de migración, con respecto a Guantánamo, la salida del ejército en Medio Oriente, y en otras tantas iniciativas, pero en este sprint final no le vieron ni el polvo. Le apostó al voto arco iris y lo va a ganar. Los demócratas le dieron la vuelta a los republicanos y no se conformaron con el voto latino, un voto previsiblemente dividido y que no garantizaba la permanencia de su partido en el poder. Le apostaron al voto útil de un sector económicamente más fuerte e incluyente, en lugar de apostarle solamente al voto étnico como lo habían hecho los años anteriores. Así es la política en algunos países, y cuando se trata de ganar, hay que repartir el triunfo y el beneficio social. 
Con este triunfo para la comunidad LGTTB se libran varias batallas, se enaltece el espíritu liberal y muchos otros valores universalizados por la modernidad, aunque para ello tuvo que pasar por lo menos un siglo. El caso de Estados Unidos sin duda es distinto al de México (necesitaría un análisis más amplio para aclarar esto y no es el tema ahora) y eso significa que la euforia de nuestros vecinos sumará favorablemente para proponer políticas públicas distintas y para legislar acciones violatorias de la integridad humana. Aunado a una fuerte reactivación de los mercados globales con miras a lo que por muchos años se llamó la industria, el servicio y el comercio rosa. Justo en momentos como éste la vecindad con Estados Unidos tiene sus ventajas. El tema es saber capitalizarlas y promover, más que un cambio en la foto de perfil, que los estados del norte de Méxici asuman su responsabilidad frente al matrimonio entre personas del mismo sexo, a pesar del conservadurismo existente, y la adecuada vigilancia de los órganos de gobierno para encausar un derecho ya ganado: la libertad de juntarte con quien se te de la gana sin temor a ser violentado... Un gran paso sin duda en muchos aspectos de la condición humana.