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23.3.18

Novedad editorial: Poética de un sabático



Me complace presentarles mi primer libro de poemas, un trabajo terapéutico de años con la escritura creativa en este espacio digital. Retos de ocio, de contemplación y de reflexión que le dieron forma a este pequeño libro de 51 textos escritos durante un sabático ininterrumpido. Lo más complicado del libro no fue escribirlo, sino editarlo. Con más de 500 cuartillas escritas, la selección y organización me llevó varios meses de tallereo con Javier Norambuena, a quien agradezco sus comentarios. El libro lo publica desliz ediciones, de Rosina Conde.

11
Recorrí la librería
(dos veces)
Buscaba una distracción
(iluminada)
Una respuesta
a la mala pasada
del cambio hormonal
(este mes no fue depresión
ni tristeza profunda
solo un miedo a la vida
irracional
como son las menstruaciones)

La primera vuelta
contraria a las manecillas del reloj
sin suerte
Salí de la sección de filosofía
(que ocupa menos espacio
que la de autoayuda)
¡Venga!
¡Vamos!
Debe haber algo…
(me animaba a mí misma)

Segunda vuelta
Concentración
por apellido
por novedad
por idioma
por género
por best seller
De reojo veía
a los afortunados
que ya habían seleccionado
Quizá les copio
(pensaba)

Seguí recorriendo
ansiosa
(un día antes ya había comprado
un par de jeans
y un helado de chocolate)
Son las hormonas
Me consolaba
con la conciencia
de que en unos días
mi ansiedad se vería reflejada
en la tarjeta de crédito
Ya la pagaré...
a crédito también
(pensaba)

Proust al frente
siempre he querido su obra completa
En busca del tiempo perdido
A eso me dedico ahora
Murakami me lo he leído todo
Voces de Chernóbil de Svetlana
No he terminado el otro
La guerra no tiene rostro de mujer
Extraño a Müller
seguro me reconfortaría su agudeza
Un catalán en castellano
no tiene gracia
(pensaba)

Tomo el del neurólogo
narra sus experiencias en quirófano
lo escojo con recelo
soy hipocondríaca
lo menos que necesito
es tener más miedo
¡Vamos por el segundo!
(me animaba)

Esoterismo-religión-filosofía-psicología-autoayuda
dice el letrero de la sección
Una pena
nos han reducido a lo mínimo de nuestra expresión
vende más el monje del Ferrari
que Derrida
No encontré ninguno de él
(por diversión siempre lo busco
a ver si hay algo nuevo
aunque ya esté muerto)
Empezaba a desesperar...
¡Uno más!
Uno que verdaderamente me distraiga
(pensaba)

Anaquel de barceloneses
Venga
algo local
de mujer
para mujer
Rosa algo Sandra algo Diana algo
No conocía a ninguna
por foto
escogí a la guapa
"Una mujer decide dejar todo y hacer un viaje…"
Me lo llevo
aunque la portada tenga el penoso sello
de BEST SELLER
Salí corriendo a la caja
Había conseguido dos libros
después de dos horas
Pagué y respiré profundo

Devoré el libro
de Sandra algo
a ratos divertida
a ratos saltándome páginas
a ratos conmovida
Un resbalón en mi vida literaria
otro más
que me entretuvo un par de días
hasta que por fin tuve la regla.







7.7.16

#cdmx

No me acostumbro a los ruidos
Un pájaro que trina de madrugada
Y a todas horas
Un reloj que marca cada media hora
La lluvia intensa por la tarde
El crujir de los árboles del parque
Volví a la ciudad
Volví a la que fue la casa de mi adolescencia 
Volví a estar 
Solo a estar
Sin prisa y con calma (dice Silvio)
No me acostumbro a los ruidos
Sigo alerta
Quisiera escuchar nuevamente tu voz


20.6.16

El viaje sin regreso


I
Después de hacer una parada en Atenas volamos a Tesalonica para hacer trabajo voluntario y observación participante en los campos de refugiados. Habíamos planeado el viaje meses antes, con la esperanza de poder contribuir en algo. A mis 41 años no dejo de pensar en querer cambiar el mundo, aunque el mundo no se deje cambiar... Dormimos en un hotel de paso, pues el plan consistía en alquilar un carro y llegar cerca de la frontera con Macedonia, donde recientemente habían evacuado a miles de refugiados que se encontraban en #Idomeni (cerca de 8 mil personas) y en una estación de gas #EKO (cerca de 1,500) sobre la autopista. 
Iniciamos el recorrido pasadas las doce del medio día, después de intentar llegar al campo de recogida que está en el mar. Fue imposible encontrarlo porque no hay calles que den a la altura donde llegan los refugiados. Las fábricas o bodegas, que parecen abandonadas, cierran cualquier rincón para poder llegar a la orilla. Continuamos la ruta por la autopista recta que lleva a la frontera con Macedonia. Previo a consultar el "Estado actual de los campos de refugiados en #Grecia" que publica el Canal de Refugiados. A la izquierda vimos a lo lejos un campo militar y no nos detuvimos. Anduvimos cerca de 50 km en una carretera enorme y ancha con una luz opaca que paradójicamente deslumbra y con un paisaje extenso de verano donde las flores violeta pintan el grisáceo concreto. Al principio estuve a punto de claudicar, hace meses que no manejaba y nunca lo había hecho en Europa. Poco a poco la ansiedad se transformó en placer y manejé el resto del día por la misma autopista varías veces más.

II

Pasamos la primera salida, la que nos llevaría a #ParkHotel, donde íbamos a ofrecer nuestros servicios para limpiar verdura y empaquetarla para llevarla a los campos militares donde ahora están los refugiados. Continuamos sobre la carretera hasta que llegamos a la estación de gas #EKO donde solo quedan los escombros y la basura: casas de campaña, mantas, zapatos, ropa, comida, dibujos... Un cementerio. Bajamos del carro entramos a la tienda por agua sin saber lo que podíamos o no hacer, si había restricciones para tomar fotografías o estaba prohibido andar por ahí... Temerosos empezamos a caminar, un par de jóvenes estaban al fondo y fuimos poco a poco haciendo fotos. Silencio sólo silencio. Mientras en mi cabeza pasaban las imágenes de lo que semanas antes había sido ese campo. Primer momento de impotencia. Ahí no queda nada, ni quedará sombra de ello cuando terminen de limpiar la zona. 



III

Regresamos a la carretera para ir a #idoneni, un poblado de 140 personas que en pocos meses se convirtió en uno de los campos de refugiados más emblemáticos de este éxodo. La entrada al pueblo parece que está resguardada, aunque cuando nosotros pasamos afortunadamente no había policía, al salir sí estaba una patrulla controlando la entrada. No fue difícil dar con el campo porque está junto a las vías del tren y  todavía quedan los contenedores de ciertas ongs que han sido desmantelados por los lugareños, junto con otros montones de basura e instalaciones prefabricadas in situ para la organización de la vida cotidiana en el campo. Nuevamente tomamos fotografías y fue curioso observar que otros turistas estaban haciendo lo mismo. Intentamos ir a la frontera con Macedonia siguiendo la ruta del río pero nos perdimos en un campo de arbustos húmedos que contrastaba por la cercanía con la aridez del campo. Contrastes en todo el camino. 



IV

Salimos del campo en busca de un hotel pero como nos desviamos nuevamente de la ruta, al volver, escúchamos el tren a lo lejos y regresamos al campo de idomeni para asegurarnos de que ya no había gente en el trayecto. Volvimos a parar, ahora había un tercer auto y nos sentimos más relajados para hacer más fotos, seguimos al carro de adelante, donde iba una mujer sola. Al bajar por segunda vez nos sorprendió que era una policía. Al principio nos asustamos, pensamos que nos diría algo, antes ya habíamos pasado por la estación de policía con temor a ser identificados como turistas, pero lo cierto es que solo quería hablar un poco. Llevaba cigarros en la mano pero no se atrevió a prender uno porqué le ganó el sentimiento. De repente sus ojos se humedecieron cuando nos preguntaba si habíamos estado durante la ocupación. Le dijimos que no y le preguntamos cómo había cambiado a la comunidad la instalación del campo. Ahí no pudo seguir hablando, se le hizo un nudo en la garganta y se despidió de nosotros. Silencio. Ni Thales ni yo supimos que decir ni hacer. 



V

Regresamos a la autopista para ir a #parkhotel pero nos volvimos a pasar, otros cincuenta minutos para dar una vuelta en U y volver a nuestro destino. Los ánimos ahí ya estaban caldeados entre nosotros, tanto por el cansancio, el calor, y sobre todo por la impotencia de no poder hacer nada. En semanas limpiaron la zona y no dejaron huella de la existencia de miles de personas que pasaron por ahí. Es impresionante la eficiencia de los gobiernos para hacer limpiezas étnicas. Por fin llegamos a nuestro destino inicial. Thales fue a preguntar cómo podíamos ayudar y yo entré al baño del hotel. Un hotel de paso en una carretera perdida cerca de la frontera. En el porche había unos cuantos refugiados con sus celulares y en el interior unos cuantos voluntarios. Todavía quedaban los letreros en varios idiomas con indicaciones sobre el mantenimiento y la limpieza de los baños. Al salir me encontré con Thales quien me dijo que podíamos trabajar de 10 a 18 horas limpiando verduras para después poder ir a entregarla a los campos militares. Pensé que no era una opción y que preferiría no hacerlo. Es muy fácil perder de vista el objetivo de las investigaciones cuando estoy bajo presión, cansancio, ansiedad, o exceso de sensibilidad. 

VI

Decidimos no hacer parte de lo que queríamos hacer durante el viaje. Es decir, trabajo voluntario. Decidimos ir a Macedonia. Estábamos muy cerca. Pasar una noche allí, cruzar la frontera del espacio Schengen y regresar al día siguiente con otro plan. Nos encaminamos nuevamente, nos formamos en la línea y pasamos el primer control sin problemas. El segundo ya no fue tan sencillo porque nos pedían el "green card". Obviamente pensé en la tarjeta verde estadounidense y me pareció muy extraño, cuando en realidad era una forma migratoria. Nos bajamos del carro y fuimos por ella. La sorpresa fue que costaba €50 para cada uno. Volvimos al carro y volvimos a la autopista no sin antes ser revisados por la policia fronteriza griega. Entre el cansancio y la frustración, estas escenas fronterizas ya parecían una burla. Habíamos planeado una ruta que con cada desacierto se fue modificando y al final parece que no logramos nada, aunque ahora que escribo esto pienso que hicimos todo por conseguirlo, aunque el factor sistema, tan bien engranando hace imposible continuar avanzando.



Paramos a comer en #EKO, la estación de enfrente. Mientras en la televisión pasaban el triunfo de la formula uno, un mexicano entre ellos; del otro lado de la autopista veíamos los escombros del campo, y en la mesa de junto llegaba la policia que nos habíamos encontrado antes. No nos dirigimos la mirada. Regresamos a Tesalonica. Una ciudad turística que al parecer no se enteraba de nada. La gente en el malecón, en los bares, y nosotros en búsqueda de un hotel. Éste no era el resultado del viaje. Habíamos venido a contribuir con algo y estábamos en una situación que nos obligaba a hacer turismo en una ciudad que posiblemente no visitaríamos si no fuera por los refugiados. Silencios, contrastes, frustraciones, malestar... No me imagino el nivel de impotencia que sienten quienes han perdido su casa por una guerra absurda y han perdido la libertad de movilidad por políticas mezquinas. 




31.5.16

Resumen año sabático


#TIjuana
#Rosarito
#ValledeGuadalupe
#SanDiego
#LosAngeles
#Berlin
#Amsterdam
#LaHaya
#Rijnsburg
#Varsovia
#Barcelona
#Nador
#Melilla
#Oujda
#Berkane
#Argelia-MoroccoBorder
#TelAviv
#Jerusalem
#Masada
#MarMuerto
#Ramallah
#Betlehem

y de corolario:

#Atenas
#Tesalonica
#Idomeni
#Polikastro
#MacedoniaBorder
#Dubrovnik

y mucha gente, amigos, conocidos, colegas, taxistas, amantes, interlocutores, terapeutas, familia...

a todas quienes hicieron de este viaje un gran sueño... muchas gracias!

https://youtu.be/-0RHKmnsaqk




30.5.16

#307

Mañana finaliza oficialmente mi sabático. Un sabático que estuvo dividido en dos partes y transcurrió en cuatro años. Un sabático que parecía inacabable llega a su fin y con éste un sin fin de caminos recorridos, fronteras visitadas, artículos y libros escritos. También una lista interminable de enseñanzas sobre la condición humana, sobre el amor propio, el trabajo del intelectual en el tercer mundo, los retos de la academia "por venir". Sentimientos encontrados y contradicciones cada tanto.

Diría que fue un camino hacia adelante pero sería mentira, el sabático no tiene forma geométrica ni ha sido lineal, por lo menos no éste. De sur a norte, de este a oeste y de regreso las veces que fuera necesario. Así transité estos años. Buscando siempre algo, algo que a veces encontré en la mirada de un interlocutor o en la memoria de los sabores, o en el encuentro efímero con un amante. Regresé a donde hace muchos años me construí un horizonte, ahora con 41, y no con 28. Reconstruí mi memoria. Me reconcilié con mi historia. Dibujé mi por-venir, nuevamente. Un porvenir que amerita calma. Parar el hacer por el hacer.

Estos últimos meses han resultado epifánicos en varios niveles y he decido voltear la página hacia otro nuevo proyecto. Que puede ser para toda la vida o no. Sin duda seguiré escribiendo y publicando y enseñando... no se hacer otra cosa. Ya vendrá otro sabático en unos años y veré si este mismo ejercicio creativo se cumple (o no). Por lo pronto, estoy muy emocionada por lo que he hecho, por lo que he escrito en este espacio, y en otros, por el amor manifiesto en cada lugar en el que he estado. Mi propio diario de campo, da cuenta de esto, y también da cuenta que el objeto de investigación he sido yo y mis propias fronteras. Por lo tanto, al final de estos últimos meses llego a las siguientes conclusiones:

Para no serle infiel a Derrida, voy a transitar de la monogamia serial al poliamor. Encuentro en Balibar y en Foucault, lo mismo que en Spinoza, aunque sea de otra época, mis relaciones intelectuales futuras.

A Derrida sin duda le debo mucho de lo que he hecho estos quince años y sobre todo, entender de donde viene mi obsesión con el "deber ser". Derrida dice [aludiendo al deber ser de Kant], parafraseo algo de ello: "una acción moral no debe solamente ser conforme al deber sino que debe ser llevada a cabo por deber, por puro deber [...] Si actúo por puro deber porque se trata de una deuda que tengo que pagar, quedan dos límites que manchan la eticidad pura, o la pura moralidad [...]":

1. "[...] subordino mi acción a un saber. Esta acción que se contenta con un obedecer a un saber no es más que una consecuencia calculable [...]", continúa Derrida. Traduzco en mi propia experiencia: Actúo en función de un deber-ser porque puedo medir, controlar y calcular la consecuencia. Y aquello que quede fuera de lo calculable es negado. Es decir, el resto de mi personalidad. Una personalidad negada o una personalidad tachada (al estilo lancaniano).
2. Continúa Derrida: "Al actuar por puro deber cancelo una deuda y cierro el círculo económico de un intercambio" [...]". Traduzco: en ese intercambio, que se vincula con el "capital humano" que desarrollo a continuación, siempre me quedaba la sensación que alguien me quedaba debiendo... debiendo en afecto, debiendo en atención, debiendo en agradecimiento... Es decir, no existe acto, evento que me satisfaga porque siempre espero más... más de los demás derivado, en primer lugar de la consecuencia calculable, y en segundo lugar de lo que, a su vez, se esperaba de mí.

Balibar y Foucault coinciden, en diferentes momentos, en la idea simplista y modeladora del "capital humano" para los fines prácticos del neoliberalismo. Un discurso introyectado en muchos y también en muchas generaciones.

Balibar dice: "El individuo 'desafiliado' (o desincorporado) —por ejemplo, un joven proletario desempleado y sin perspectiva de empleo estable, ya sea de origen migrante o no— es un sujeto a quien se le dirigen permanentemente conminaciones contradictorias. Debería comportarse como un gran "emprendedor de sí mismo" siguiendo el nuevo código de valores neoliberales, de manera que exhiba una autonomía cuyas condiciones de posibilidad le son al mismo tiempo retiradas o inaccesible".

Estoy segura que mi padre creció así y eso fue lo que nos quizo transmitir a nosotros. Y no lo hubiera hecho si no hubiera experimentado en sí mismo su propio funcionamiento. Al final mi padre fue exitoso y pudo darle a sus cuatro hijos mucho más de lo los suyos le dieron a él y a sus hermanos. Incluyendo una educación privada, que en Latinoamérica, en México, alude a un estatus particular dependiendo de la institución donde estés. La mía fue en una universidad neoliberal tecnócrata donde durante cinco años me reafirmaron que debía ser la "gran emprendedora de mí misma". También lo logré en poco tiempo con la premisa de la consecuencia calculable y a costa de la borradura de otra parte de mi personalidad, específicamente mi ser-mujer.

Foucault dice lo mismo con otras palabras: "el hombre del consumo no es uno de los términos del intercambio. En cuanto consume, el hombre del consumo es un productor. ¿Y que produce? Pues bien, produce simplemente su propia satisfacción. Y el consumo debe considerarse como una actividad de empresa por la cual el individuo, precisamente sobre la base de un capital determinado del que dispone, producirá algo que va a ser su propia satisfacción".

Mi propia satisfacción, hasta hace unos meses, estaba dada por mi propia empresa, aquella que reinvertía todo sus recursos (materiales y afectivos) en su propia autoproducción intelectual. Ahora, después de meses de leer a estos autores y de contemplar el techo muchas horas, sin la auto-presión de escribir, publicar, presentar, recapitulo lo que en otros cuarenta años será la mitad de mi vida y pienso en el por-venir y disfruto la incertidumbre del cambio. Pasarán unos años más antes de que vuelva sobre el tema. Por lo pronto cierro este año sabático con muchas palabras en el tintero aún por escribir y muchos afectos por indagar.

23.5.16

#306

La ruta en imágenes:

De Nador a:




Primera parada: Cap de L’eau con vista a las Islas Chafarrinas.



Segunda parada: frontera Zouj Behal entre Algeria y Marruecos.




Tercera parada, Oujda, comer cordero halal.





Cuarta parada, Oujda mercado Fellah.



Quinta parada, Berkana-Nador




Fotografías: Roxana Rodríguez



#305

el tiempo pasa espeso en Marruecos
el calor
la distancia
los colores
los amigos
todo suma
suma a la precariedad
suma a la felicidad
Marruecos es de contrastes
es terracota
es árido
es denso
es mar
es frontera
las rutas se trazan
en el corazón
Marruecos deja huella
su gente también

#304

arre arre
cruzan los burros
la frontera entre Argelia y Marruecos
burros de contrabando
bidones con gasolina
arre arre
andan los burros
cruzan de oídas
con auriculares
en las orejas
arre arre
orejas de burro
las orejas enchufadas
a un reproductor de audio
que repite
arre arre
mientras sus dueños
esperan en las vías de Beni Drar
a que la mercancia llegue
arre arre
andan los burros
con la carga entre dos países
y el contrabando a cuestas.

19.4.16

#298 Crónicas de viaje: Israel-Palestina

Día 8

I
El avión salía a las nueve am. Tenía que estar a las seis am. Había puesto el despertador a las cinco am. Salí a la calle a coger un taxi, tuve que caminar un poco, me consolaba que para ellos el domingo era nuestro lunes y que en algún momento pasaría alguno libre. Veinte minutos tardé en conseguirlo. Llegué al aeropuerto 6:20 am y mal humorada. Busqué la aerolínea y obviamente estaba repleta. Otro avión jumbo para la vuelta. Una familia de judíos-argentinos se colaron delante de mí. Ya había entendido que la actitud pasiva no va con esta sociedad, si quieres que no pasen por encima de tu espacio vital tiendes que empezar a repartir codazos y así lo hice. Llegué frente al entrevistador. No carburaba ni en inglés ni en español. Me preguntó que a donde iba le dije a Jerusalén y Tele Aviv. Me volvió a preguntar, le dije que a Barcelona. Pidió el pasaporte, se lo entregué. Preguntó porque había estado en Nador, le contesté. No hizo más preguntas. Pidió que lo siguiera. Me imaginé en el cuarto de las entrevistas. Imprimió una etiqueta y la pegó a la mochila. Me deseó buen viaje y alcancé a entender que me iban a revisar.

II
Al entregar el pase de abordar me enviaron a otra puerta. Junto a una negra y a una árabe. A todas nos revisaron el equipaje de mano, nuevamente el escaneo de todos los aparatos eléctricos. Terminó la revisión y me dejaron ir. No lo podía creer. Ya había preparado mi entrevista en la cabeza. Dudé, seguramente no me volverán a dejar entrar nunca más a este país. Tampoco me importó, no sé si quiero volver en estas condiciones. Fui por mi pase de salida, ahora el permiso es rosa y sustituye al sello de migración en cualquier otro país. Me senté a esperar. Nuevamente el vuelo iba retrasado. Empecé a leer La nostalgia feliz, era lo único que me distraía. Llamaron para abordar, nos formamos, nuevamente la gente queriéndose meter en mi lugar y con mi bolsa los golpeaba. No está de más decir que esta actitud termina sacado de sus casillas a cualquiera que no esté acostumbrado. En el avión lo mismo para ocupar los asientos. En un momento del viaje me dio un ataque de ansiedad, pero esta vez pensé que si me pasaba algo, que se hicieron cargo ellos, seguramente me dirían que me tranquilizara en tono militar y me darían una cachetada... Ya estaba muy molesta porque todo el rato pegaban en el asiento quienes no podían quedarse sentados. Preferí retomar la lectura y me topé con una párrafo de Nothomb: "Esta pulsión de aniquilación de uno mismo tiene una potencia demencial. Nunca me he dejado vencer por ella, pero la he experimentado miles de veces, sin que ninguna explicación haya logrado convencerme". Me tranquilizó. Al poco rato sirvieron de comer y después pude dormir.

III
Casi al aterrizar un hombre abre el compartimento de arriba del asiento y empieza a meter maletas. Lo observo. Deja la mía al fondo y le digo que la ponga arriba. No cierra la gaveta. Le digo que tenga cuidado, que ahí va mi cámara. Duda y le digo en tono irónico, qué no hay otro espacio donde guardar sus cosas. Voltea y abre otra gaveta. Aquí. Dónde quiere que ponga sus cosas, me pregunta. Me río de enojo. Donde están. Se da la vuelta y se va. Estoy a punto de enfurecer. Aterrizamos. Por fin. Me urge dejar ese avión, el slogan de la compañía dice algo como no solo es un avión, es el país entero. Pienso que es la extensión de su pequeño-gran coto de poder, ahí no puedo gritarle a ninguno porque me encierran, pero ya estando afuera puedo enloquecer si es necesario. Corro para cruzar migración lo antes posible y no volver a ver a esta gente. Para mi decepción, habían llegado tres vuelos al mismo tiempo y tenían abiertas solo cinco ventanillas. Me formo, no sin antes luchar con dos grandulones que querían rebasarme. Empiezo a dar golpes con mi mochila. Una hora en la fila, una hora con dos hombres encima de mí que no conocen el mínimo respeto por el espacio vital. Mi turno, revisan mi pasaporte, ven mi visa, y me dan la bienvenida. Estoy en casa.




#297 Crónicas de viaje: Israel-Palestina

Día 7

I
Había decidido ir a la playa, a tomar el sol y nadar un poco en el mar (llevaba meses sin estar en el agua, el mar muerto no cuenta), previo al último tour que había contratado, ahora para conocer Tel Aviv. Tomé un café con pan, escribí un poco antes de salir. Esta vez no compré jugo porque pensaba desayunar algo en la playa. Shorts, bikini, toalla. Caminé hasta la parte israelí. Error. Hubiera sido mejor quedarme en la parte de Jaffa. Llegué temprano, alquilé sombrilla y camastro. Me recosté a contemplar el mar. Pasaron un par de horas y la playa empezaba a estar repleta. Ya me había remojado un par de veces, el agua fría fría que seguramente ayudó a la circulación había templado mi cuerpo. Tenía hambre, me acerqué al quiosco a pedir algo. El camarero mal encarado hizo como si no comprendiera mi pregunta sobre si vendían comida, le volví a preguntar. Negó con la cabeza y se giró. Regresé al camastro, ya empezaba a estar un poco engentada, había escogido la playa "familiar". Una escena peor que en la familia burrón, chamacos por todos lados gritando y aventando arena. Al principio me parecieron simpáticos, después los quería borrar a todos de mi espacio vital. Ya no digamos a los adultos, gritones, invasivos y sin considerar mi presencia a su lado. Los de la izquierda, que eran dos, al final terminaron siendo ocho, en el mismo pedazo de arena que tenían desde el principio. A su lado un grupo de señoras mayores con el bronceado de la anciana que sale en la película de Loco por Mary. A mi derecha, un grupo de adultos panzones comiendo semillas y escupiendo la cáscara en la arena. Atrás familias con hijos, más atrás familias con más hijos.

II
Era temprano, todavía me quedaban un par de horas antes de ir al tour, decidí pedir algo de comer al camarero de la playa. Me prestó el menú y pedí lo que entendí, es decir "sandwich de pollo...". Obvio no leí lo que venía después de los tres puntos o si lo leí no lo entendí. Me entregó un pan pita partido en dos relleno de vísceras de pollo con mayonesa preparada y una ensalada de pepino a lado. Cuando lo vi pensé que era carne y se había confundido, pensé en comérmelo y no decir nada. Conforme le fui agarrando el sabor me di cuenta que me estaba comiendo los riñones, el corazón y lo demás que se pueda comer del pollo. Me terminé la primera mitad pero ya estaba un poco asqueada (y eso que soy de buen comer). Todavía tenía hambre y pensé en comerme la segunda mitad, lo hubiera hecho si no lo hubiera abierto, lo primero que vi un corazón (grande) de pollo. Me dio asco, lo cerré y me comí el pepino picado. Hasta la cebolla me hizo feliz. El sabor al principio lo había disfrutado pero la consistencia chiclosa hizo imposible que terminara de comerlo.
Me puse los audífonos para aislarme de la gente con poco éxito, en los diez centímetros que quedaban entre mi camastro y la silla de la derecha pasaban los niños mojados que salían y entraban al agua. A veces también los papas gritando que no se metieran tan al fondo. Ví el reloj y pensé que todavía tenía tiempo y que quizá podría meterme una vez más al agua. La playa de Tel Aviv es como la de Tampico, caminas y caminas y caminas y como cincuenta metros después empiezas a flotar. Pensé en mojarme solo los pies y terminé mojándome todo el cuerpo. Regresé por mis cosas y huí. No podía más, en México le hubiera avisado a los de junto que me iba, por si querían ocupar el espacio. Aquí me daba igual, el espacio iba a ser del más gandalla. Inmediatamente pensé: los israelíes en algún momento van a terminar corriendo a los palestinos y cuando no tengan un enemigo en común van a empezar a matarse entre ellos. Me dio pena. Sobre todo porque este conflicto es de muchos y muchos gobiernos son responsables de la injusticia histórica con una comunidad particular.

III
Regresé al hotel, me bañé y salí para el punto de encuentro, nuevamente la torre del reloj de Jaffa. Eramos solo tres los apuntados al tour, tendría que haber cuatro para salir. Tenía ganas de que se cancelara. Estaba insolada. Al final el guía decidió que lo hacía con los tres que estábamos, un italiano, una argentina y yo. En todo el camino no hablamos entre nosotros, solo nos dirigimos al guía. No sé si el efecto de invisibiizlar al otro ya lo habíamos adoptado. Lo cierto es que yo ya iba con la reserva de la batería y mi cuerpo andaba en automático. Nuevamente nos contó la historia de una ciudad que tiene a lo más cincuenta años de existencia, que ha tirado todo el pasado de otras culturas y que empieza a tirar parte de su propia historia, o sea, no hay mucho que ver en Tel Aviv, salvo algo de Art Decó, de Bauhaus y otro tanto de lo moderno contemporáneo. Aun así el guía hacía narraciones extensísimas de la grandeza judía. Sólo veía el reloj, me parecieron las dos horas más largas del viaje. Me distrajo la pistola que traía en la cintura. Pensé en preguntarle si era necesario cargarla todo los días pero me contuve varias veces, solo lo observaba y observaba su pistola cuando iba detrás de él. No se dio cuenta que se asomaba hasta tiempo después e inmediatamente la cubrió con su playera. Terminamos en tour y tenía que volver a Jaffa, era otra media hora de vuelta y no me quería perder. El guía dijo que enseñaba el camino de regreso, por un momento estuve a punto de decirle que no, pero estaba tan cansada que acepté.

IV
El regreso fue mejor. Con mi actitud de ignorante no politizada pude hacerle todas las preguntas que tenía. Obviamente la actitud de macho-blanco-colonizador afloró y contestó todas mis dudas con un cinismo impecable. Militar, capitán de 58 años, que había trabajado para el gobierno en Estados Unidos. Supongo que retirado, pero también una forma de espía, tener contacto con el turismo e identificar los posibles terroristas. Como maestro de primaria fue exponiendo cada parte de lo que le preguntaba. Cómo viven el día a día, me acordé no solo por la pistola, sino porque en la comida del día anterior me habían comentado que después de un atentado quedas sensible y no te dan ganas de salir a la calle, sobre todo a los lugares donde se concentra la gente. Me contestó que el no vive con miedo, que ahí no pasa nada, que tiene su rutina, llevar a su hija al colegio, recogerla, trabajar. Ese es su día día. Le pregunté sobre el conflicto, dijo que el conflicto está en Jerusalén, en el dominio de la Mezquita. A ellos les preocupa la comunidad que vive ahí, no la que está del otro lado de la frontera. Sobre los territorios ocupados y la expansión del dominio israelí contestó que de momento no piensan  controlar más. No le creí. A diferencia de Mohamed, que se burla de la frontera israelí porque dice que solo sirve para encerrar a los judíos, al guía le parece natural, es una forma de delimitar el territorio y protegerse. Se burla de la intervención estadounidense, dicen que no entienden nada del conflicto, que de principio los acuerdos se deben firmar en árabe, no en inglés como ellos quieren. Sobre la convivencia fronteriza dice no haber problemas, la lengua común es el inglés, la que se enseña en las escuelas además del árabe o el hebreo, según la comunidad a la que pertenezcan los alumnos. Me regaló un separador de libros con los diferentes rompimientos históricos y ocupaciones del territorio desde la era de piedra (5800 adc) hasta 1948, que es cuando la ONU determina la ocupación de la mitad del espacio para los judíos (lo que sería Israel). Me explicó cada época. O sea que el regreso de media hora se convirtió en un hora, lo cual le agradecí como investigadora, aunque nunca se lo dije. Una vez que terminó de explicar la línea del tiempo que seguramente el había diseñado, sonreí y le dije que entonces después de Israel seguramente vendría alguna otra comunidad, parece que esta tierra al final no es de nadie. Sonrío sin ofenderse pero dejó de ser elocuente el resto del camino. Ya faltaba poco para llegar al sitio donde había estacionado su auto, así que nos despedimos, no sin antes agradecerle su tiempo.

V
Comí un sushi, no podía más con el humus ni el falafel ni con las vísceras de pollo. Pasé por unos panecillos para tomar café en la terraza y no salí hasta el día siguiente.

Foto: Roxana Rodríguez



3.3.16

#258

Ayer hablaba de solterías 
Un estado cómodo
Para quien migra
Una angustia 
Para quien vive al día
Un deseo
Para quien duda
Un peligro
Para quien sueña

Ayer hablaba de solterías
De hacer vida 
con otras personas
De tejer esperanzas 
con desconocidos 
De compartir 
con los amigos

Ayer hablaba de solterías 
Quizá por elección
Quizá por convicción
Quizá por desconfianza 
Nunca por imposición

El ser y el estar 
En este estado 
sí que importan 
Se es soltero
Se está solo

Ayer hablaba de solterías
Un estado civil
No un estado metafísico
Nadie está solo
Aunque lo crea




14.1.16

#223

Ahora que he decidido despabilar y salir a convivir con la gente, me duele explicarles México. Intento hacerlo lo menos lastimoso posible pero al final tanta realidad es abrumadora: la corrupción, el narcotráfico, la ausencia de un estado derecho, la ausencia de una base social cohesionada que vele por los derechos de la comunidad, la ausencia de partidos políticos que defiendan un proyecto social y público, la violencia introyectada en mi propia experiencia a pesar de mi posición medianamente acomodada en una sociedad desigual. Todo ello se me cruza al momento de explicar México, al final no puedo evitar sentir el sabor amargo de la vuelta. Aunque insista en vivir al día.

5.1.16

#215

Mientras me bañaba, después de hacer la clase de yoga, esto es importante mencionarlo porque ahí se van fraguando muchos de mis pensamientos inconscientes que le dan rienda suelta a mis deseos, contrario a lo que supongo debe hacer el yoga, es decir, dejar de desear... En fin, mientras me bañaba pude visualizar mi futuro: ser "fichada" por una universidad cualquiera o un organismo internacional cualquiera (entiéndase fichada como fichaje de un futbolista, por ejemplo) con un contrato determinado y un sueldo asegurado por n cantidad de años para investigar, viajar, dirigir tesis, dictaminar libros, publicar, dar conferencias y todo lo demás que hace normalmente un académico, pero sin tener que estar anclada físicamente a una ciudad. Una idea estupenda, pensaba, mientras me imaginaba viajando por el mundo con todos los gastos pagados, lo que a su vez me permitiría tener tiempo para reflexionar y contemplar, hacer tertulias filosóficas y creativas con mis amigos más cercanos, intercambiar experiencias estéticas al cruzar fronteras... Salí de la regadera, me sequé, abrí los ojos y pensé, pero si es un deja vù, es justamente lo que he hecho los últimos diez años de mi vida... ¿Qué más se les puede pedir a los #reyesmagos?!!! Mmmm... Una reina!



23.12.15

días de fiesta

Si en México me sentía cada vez más fuera de lugar con las fiestas decembrinas de la tradición judeocristiana, ahora que estoy en Barcelona no las siento. La familia, especialmente mis papás, son el último eslabón del anclaje a eso que no entiendo porqué se debe celebrar, y ahora que no estoy cerca de ellos, pues no me siento en la obligación de celebrar nada. De hecho me gusta no tener que pensar en ello. Demasiado pensar y poco sentir, dice mi terapeuta. Pero no es porque sea una mujer no creyente, sino porque creo en muchas cosas y creo que se debe venerar todo lo que nos hace estar vivos, incluyéndonos a nosotros mismos porque transitar por este camino tiene lo suyo, y no es una afronta sencilla. En fin, desde que llegué hace unos días he huido de las zonas comerciales, aunque con la crisis en España, los comercios todavía no se reponen del todo y es un poco más notoria la necesidad que tienen de vender en estas fechas. Hoy, por ejemplo, recibí una tercera llamada del centro de yoga, al que me asome a preguntar por su tarifas, de la vuelta de la casa donde me estoy quedando para decirme que aproveche las ofertas de diciembre. Eso hace unos años hubiera sido impensable en la ciudad del "tú mismo". Cuando por primera vez me dijeron "tu misma", como respuesta a una pregunta cualquiera como "no volvemos a ver pronto", entendí que aquí se iba a lo suyo, o a lo propio. Ayer (otro ejemplo) caminando por el Born, uno de los barrios más fancy, hasta hace algunos años, nos "invitaban" a entrar a los bares semi vacíos. En otra época, si hubiéramos querido beber algo, tendríamos que haber esperado para entrar a alguno de esos sitios. Supongo que las fiestas cambian año con año, según el ánimo de la gente. Lo que me queda claro es que estos días de fiesta responden, con intenciones fidedignas en muchos casos, a la economía mundial. Esperamos diciembre para cobrar el aguinaldo, para comprar regalos, hacer regalos y recibir regalos. No existe nada menos artificial que esto. Por eso propongo que estos días sean de guardar y si no se puede, pues pensar que son días de juntar, juntar alegrías y no esperanzas.



8.8.13

Día 151

De vuelta a Berlín. Hablamos del accidente de auto que sufrimos hace diez años en la gran ciudad. Así cómo se dan las pláticas que esperan en el tiempo, también en la memoria. Recordamos ese momento en donde desde una camilla a otra nos preguntábamos si estábamos bien la una a la otra. No sabíamos a ciencia cierta lo que nos había pasado. De ese día solo recordaba el frío de la plancha de metal donde estaba recostada haciendo un recuento de mi vida en completa paz y lucidez gracias a la morfina. Pasaron diez años y un silencio inconsciente que hoy encontró salida a la orilla del río. Me abrasaste y sentí alivio. Por fin lo dije, sin cortapisas, con miedo, con la certeza de saberme viva y afortunada. Hoy Berlín me recibe con augurios en la naturaleza. Escuchar atenta al corazón es mi designio.