27.12.17

Llegas cuando estás lista para entender el camino 

Tomamos carretera hacia un destino que no fue nuestra primera opción para vacacionar pero sí la que nos esperaba: Valle de Bravo, un pueblo mágico, como tantos otros lugares en el país donde se mezclan las cosmovisiones urbano-rural; especialmente por la fuerza de las comunidades indígenas y no por la voluntad de los mestizos-criollos-empresarios del poniente de la Ciudad de México, la mayoría priistas, como lo son los más de 80 años de priismo en el Estado de México, un estado lleno de contrastes, mucha pobreza en las cercanías de los lugares emblemáticos y de servicios, como el turismo que vive gracias de la expropiación y explotación del otro/otra. Aún así y con la consigna o intención de no parecer incongruente optamos por un sitio de lujo para hospedarnos, una casa-boutique recientemente inaugurada en el centro de Valle, con una vista espectacular, hacia la derecha, en un plano recto la montaña atrás de la iglesia, hacia la izquierda el lago. Y cuando digo de lujo me refiero no solo al lugar, a la comodidad de las habitaciones, también al servicio y esmero con el que la gente está dispuesta a que nos sintamos como en casa, lo cual fue todo un éxito porque prácticamente éramos las únicas huéspedes. Lo mas sobresaliente de esta estancia sin duda ha sido acostumbrar el paladar a un nuevo gusto, el de la comida pensada para combinar sabores, texturas, colores, intensidades. Desafortunadamente no me di cuenta de ello hasta que comí en otro restaurante y no solo el paladar colapsó, sino también mi estómago. Lo más triste es que no puede comerme el platillo de cierre que me había imaginado para terminar la saciedad gustosa del deleite culinario.
A todas luces este viaje estaba pensado para nosotras. Después de un año de muchos cambios físicos, emocionales y espirituales necesitábamos parar para reconocernos, ya habíamos dado el paso de vivir juntas, ahora nos faltaba la luna de miel y estos días juntas nos confirmaron la gracia de encontrarnos en este camino para compartir la vida, el cotidiano y los momentos excepcionales. En los viajes sabes si eres compatible con las personas que amas y éste lo volvió a corroborar.
Al llegar revisamos nuestra agenda, decidir qué hacer con cinco días para nosotras solas en un lugar prácticamente desconocido, a lo mucho habremos estado dos veces antes hace ya varios años. Vimos la guía del hotel, pasamos de las actividades al aire libre (bici de montaña, parapente, actividades de agua), seleccionamos el masaje y la visita a la Stupa. Años pasé en el budismo tibetano, años creí en su filosofía de vida y nunca me enteré de la existencia de la Stupa. Salimos temprano del hotel para llegar a primera hora, fuimos las primeras y únicas por un rato, entramos al templo y dedicamos unos minutos a meditar, un lugar frío, con una estética irreal, quizá solo simbólica para quienes como yo buscamos al maestro por varios años. Al entrar el silencio que resguardan las gruesas paredes se escucha como el cableado de luz que cruza la zona boscosa en la que se refugia el templo. Estaba ahí, sentada-meditando, y pensaba en que llegas al lugar cuando estás lista para comprender la naturaleza de la motivación. Tras años de trabajo espiritual, de negarme a confiar-me en el ritual metafísico, no solo me vuelvo a topar con la práctica meditativa, sino que logro la comprensión de mi propio recorrido filosófico al volver a releer la autobiografía de Altusser. Es decir, veinte años después de haberme iniciado en el budismo y de haber leído por primera vez El porvenir es largo, donde aparecen varios de los filósofos, especialmente Derrida, que le han dado forma a mi trayectoria profesional, afirmo sin caer en el determinismo que cuando estás lista para mirar en retrospectiva tus propias experiencias y logros, y regocijarte del camino andado, eres capaz de abrazar la potencia a la que Spinoza, en palabras de Altusser, se refiere: el conatus vital. En resumen, estas vacaciones son la “expansión y alegría del cuerpo y del alma unidos como uña y carne”.


17.12.17

¿La aflicción es un afecto?

Salí a comprar pan a los chinos, para llegar debo cruzar por la iglesia donde hice mi primera comunión, mi segunda iglesia favorita, la primera está en Barcelona, entre ellas se parecen por lo majestuosas, una más churrigeresca, la otra completamente gótica. Y como algunas veces me pasa cuando estoy afligida, entro a la iglesia a tomar un respiro. Afortunadamente no empezaba aún la misa de las 8:30 y me dio tiempo de pensar en dos cosas:  decidir si estaba afligida por la impotencia de no poder actuar o por la felicidad de la prudencia. ¿Cuál sería la definición de aflicción de Spinoza? De camino a casa hacía memoria sobre el glosario spinoziano de los afectos, pero no, no habla de la aflicción en particular sino de la tristeza en general: “el paso del hombre de una mayor a una menor perfección” (p.285); es decir, “el acto por el que resulta disminuida o reprimida la potencia de obrar” (p. 286). Una coincidencia metafísica de esas que causan un goce doble: afirmar que la aflicción es un afecto y que el afecto, entendido como “una fuerza de existir mayor o menor que antes” (p. 301), una fuerza que en mi caso, y por lo menos en esta ocasión, se traduce a su vez en amor, contento, voluntad de seguir descifrando mediante el espejo y la presencia del ser amado los afectos de quien ama.

_________

Spinoza (2014). Ética demostrada según el orden geométrico. España: Alianza Editorial.

13.12.17

Mis primeros 10 años de escritura creativa y/o bloggera

Hace diez años inicié con la escritura de las verborreas mentales en este blog. Al finalizar 2007 estaba terminado-empezando de reescribir mi tesis de doctorado, vivía en la Ruiz Cortinez y mi vecino de 14 años se había suicidado. Era finales de noviembre, escribí esa primera entrada pensando en mi vecino y su familia, en el dolor del duelo, y la titulé "los seres humanos somos tan vulnerables...". Al poco tiempo me mudé de esa casa y no volví a saber de mis vecinos, de esos vecinos.
Empecé a escribir en digital bajo la influencia de los bloggeros que conocí cuando buscaba escritores fronterizos en Tijuana y Ciudad Juárez, en esos años casi todos tenían un blog y el blog se perfilaba como el destape autogestivo de los escritores independientes... Así funcionó durante unos años hasta que el sistema literario-académico le puso candado a los bloggeros mediante la claúsula de "inédito". Muy tarde supe que los bloggeros de esa época decidieron dejar de usar el blog para regresar a lo impreso más por cuestiones de sobrevivencia económica que por convicción. Y cuando digo muy tarde es justamente este año: cuando decidí hacer con algunos textos de este blog una publicación impresa para concurso.
Después de tres días de azote dramático autoinfligido porque en un mismo día rechazaron una propuesta en un congreso, un artículo porque ya existía una versión ampliada en digital (un experimento que hice de autopublicarme en ebook via Amazon) y dieron a conocer los resultados del concurso de poesia que evidentemente no gané, entré en shock porque creo en el conocimiento libre via las tecnologías de información y comunicación (TIC) que no conllevan un costo extra de difusión.
Pasaron un par de semanas para que pudiera tomar alguna decisión sobre mi situación de bloggera y lo primero que hice fue escribirle a una amiga editora para pedirle que me cotizara el poemario de 60 cuartillas que había enviado al concurso para publicarlo impreso, cumplía diez años de escribir en este espacio de forma continua y quería celebralo. Un poemario que talleré el primer semestre del año, le di forma con una metodología propia y una objetivación distinta a su mera existencia digital que me permite creer que es inédito, aunque el sistema no lo reconozca. El libro estará listo a finales de enero de 2018, será el primer libro de poesía que "escribo".
También decidí que seguiría autopublicándome. Soy demasiado impaciente para esperar a que una revista, una editorial o lo que sea ponga el sello de propiedad al conocimiento. Soy afortunada de tener un trabajo estable en el que me pagan por escribir y difundir el conocimiento, y soy doblemente afortunada por tener el gusto y la habilidad de la escritura, así que puedo dividirme entre realizar una escritura para el sistema y otra escritura para el ocio, el divertimento, la creación en éste y los otros blogs que tengo.
Han pasado diez años y la escritura en este espacio me ha permitido sobrevivir a la inercia del cotianiado gracias a que me he puesto retos que he cumplido en tiempo y forma (el último consistió en escribir una entrada diaria a lo largo de un sabático que duró tres años por cuestiones ajenas al proyecto en sí). También he podido ahorrar años de terapia y, especialmente, me ha permitido tener a flor de piel la memoria afectiva y el recurdo de lugares, personas, situaciones y contextos que han transcurrido a lo largo de una década.
Los budistas dirán que los recurdos son también apegos pero deja de importarme cuando releo lo que escribo y disfruto la experiencia del desdoblamiento de la subjetividad, así como la inmediatez de su virtualidad. Me recuerda al final de la película Lucy cuando a pregunta expresa del lugar donde se encuentra contesta por mensaje de texto en el celular: "I am everywhere", lo más cercano a la noción de inmanencia, una experiencia que no necesariamente se logra con el libro impreso, o por lo menos eso quiero creer como devota de la virtualidad y del blog.