21.9.17

Acciones de la comunidad después del 19S en CDMX

1. Reorganizar a la gente para turnar la ayuda y el rescate, en 3 o 4 jornadas diarias. Los primeros días son los más concurridos pero después la gente vuelve a sus casas.
2. Reorganizar a los expertos en otras áreas que no son las de rescate para asesorar y acompañar a la gente que se quedó sin vivienda para recuperar parte de su patrimonio.
3. Organizar la participación ciudadana para exigir rendición de cuentas y transparencia del jefe de gobierno y de los delegados involucrados en enriquecimiento ilícito resultado de corrupción al momentode otorgar   licencias de construcción.
4. Revisar y renovar la ley de 1986 en función de la "carga sísmica" mínima requerida para las construcciones de aquí en adelante.
5. Solicitar por delegación que se respeten los espacios públicos y se dejen de construir plazas comerciales y edificios.
6. Solicitar a la SEP una exhaustiva revisión de los permisos otorgados a las escuelas privadas para evitar que lucren con la gente.
7. Solicitar a protección civil acompañamiento de peritajes externos para realizar una revisión exhaustiva de los inmuebles de hospitales, escuelas, universidades y demás instituciones para evitar tragedias como las del Tec de Monterey y la escuela Enrique Rebsamen.
8. Presionar al INE para que entregue parte del dinero destinado a partidos políticos en campaña para la reconstrucción del país.
9. Presionar al gobierno federal y local para que le quite las licencias de construcción, obligue a pagar indemnización y vete a inmobiliarias involucradas en fraudes.
10. Evitar prestarnos a la corrupción en año electoral.

Referente al Reglamento de Construcciones:

1. Si las constructoras se hubieran apegado al reglamento ningún edificio se hubiera caído porque establece los mínimos para soportar un sismo de hasta 8.5; por ello es necesario documentar escombros para probar que hay corrupción en la CDMX. Ej. revisar de qué dimensión son las columnas, de qué diámetro son las varillas, cómo están hechos los amarres y los traslapes, y la cantidad de varillas por columna en función de sus dimensiones.

Referente a Normas de ordenación urbana:

1. Revisar la diagonal de remetimiento de los edificios: permite incrementar la altura.
2. Revisar la transferencia de potencialidad.
3. Revisar la norma 26 referente a la vivienda popular que posibilita aumentar la densidad de construcción: ampliar el número de departamentos por predio.
4. Revisar el área libre permeable que permite inyectar agua al subsuelo y poder tener áreas al interior de los predios.

links para revisar reglamentos:

http://www.seduvi.cdmx.gob.mx
http://ciudadmx.df.gob.mx


Si se les ocurre algo más, escríbanlo en comentarios.

cómo se vive un sismo en la #cdmx

I
No hay receta para reaccionar en un sismo más que mantener la calma, situación que se complica cuando no estamos preparados, una ironía a todas luces, sobre todo para quienes vivimos en la Ciudad de México, y estamos en lugares públicos. El 19 de septiembre un temblor, uno de tantos, volvió a sucumbir nuestro espíritu y nuestra ciudad. La experiencia, a 32 años del sismo de 1985 (misma fecha, mismo lugar), no fue un recuerdo de mi infancia sino un trauma de adulta. Mi primera reacción fue contener a las que tenía a mi alrededor para evitar la histeria colectiva, nos abrazamos mientras esperábamos a que dejara de temblar y poco a poco fuimos bajando de un tercer piso. Al pisar suelo sentí que el miedo lo traía en el cuerpo como cuando la humedad se mete en los huesos, y no fue hasta que empezamos a ver las imágenes de los derrumbes en muchos puntos de la ciudad que me di cuenta de la magnitud del desastre.

II
Tengo sentimientos encontrados, como casi siempre me pasa con este país cuando estoy cerca o lejos. Somos un pueblo arrojado, salimos a la calle sin esperar nada a cambio, nos mueve un extraño impulso de ayudar en la adversidad, nos pasamos de largo al gobierno, les damos la vuelta en organizarnos empíricamente, pero después se nos olvida, permitimos y participamos en la corrupción que nos carcome. Una muestra de ello ha sido la oleada de gente de todas las edades que ha salido a la calle con una bolsa de sandwiches, una pala, un casco, con la voluntad de poner su cuerpo para cargar, guardar, seleccionar. Con un poco de guía nos disciplinamos, guardamos silencio cuando se intenta sacar a una persona y aplaudimos si se encuentra a cualquier ser en los escombros. Pero de la misma forma hacemos las cosas al aventón, no hacemos responsables a los delegados, a los gobernadores, a los secretarios, al presidente por beneficiarse a través de la impunidad con la que las inmobiliarias han hecho crecer desmedidamente esta ciudad no solo en lo horizontal, también en lo vertical (en terreno fangoso).

III
Pasamos la primera noche esperando la réplica y ésta no llegó con la misma intensidad que 32 años atrás, aunque ha seguido temblando desde entonces. Nos reunimos para planear la ruta de brigadeo, pero al tiempo que volvía a la calle regresaba la ansiedad del día anterior. Quería regresar a la casa, cobijarme entre la sábanas como si no hubiera pasado nada. Inmediatamente me acordé de mi papá y su rudeza, he tenido eventos traumáticos en otras ocasiones y su remedio siempre ha sido el mismo: si te caes te levantas, me imaginé de pequeña subiéndome otra vez a la bici y respiré. En el carro comenté la necesidad de trabajar colectivamente el trauma, y estamos trabajando en ello. A diferencia del terremoto anterior, esta vez el acompañamiento, la experiencia, los conocimientos me han permitido situarme en el acto de la experiencia y muchas veces un abrazo, la compañía, saberse escuchado es suficiente para liberar el miedo, pero no siempre sabemos cómo hacerlo.

IV
Al tercer día la ayuda sigue llegando, la adrenalina que nos mueve a salir a la calle permea el ambiente de una ciudad caótica, ruidosa y ahora nuevamente devastada. ¿Cuánto más tenemos que aguantar sin chistar de los oportunismos de nuestros gobernantes que no se inmutan con la muerte de sus gobernados ? Hacemos chistes, nos reímos de nuestra tragedia, nos caemos y nos volvemos a levantar con la esperanza de que estamos vivos. ¿Es suficiente consuelo saberse vivo después de un desastre natural para cambiar un país con tanto potencial? La historia de nuestro pueblo nos ha hecho ver que es indirectamente proporcional la fuerza con la justicia distributiva. Escribo, me sale mejor, pero en realidad quiero gritar a todas las personas que ahora están en la calle recogiendo escombros, los escombros metafóricos de nuestra propia decadencia que ya estuvo, que nos merecemos algo mejor.