29.1.10

Las alianzas PAN-PRD vs. el matrimonio entre personas del mismo sexo

¿Acaso somos el haz-me-reir de nuestro políticos? Es verdaderamente sorprendente lo sinverguenza que puede ser la gente cuando se trata de mantener el poder. Por lo menos se me ocurren dos momentos en estos últimos meses que hablan de la mesquindad de nuestros gobernantes:
El primero de ellos se refiere a la votación en favor del aumento del 16% de IVA en la H. Cámara de Diputados: momento memorable puesto que, después de mucho cabildeo, el PRI convenció al PAN de que era la mejor forma de hacerse de dinero para inyectarle recursos a los gobiernos estatales que están por cambiar de gobernadores (previendo, claro está, las elecciones del 2012). Sin embargo, los panistas devotos, confiados y "honorables" no esperaban que los dinosaurios salieran de escena para ir a hacer del baño con la intención de hacerle creer a los ciudadanos que los villanos del cuento eran los que actualmente "ostentan el poder".
El segundo momento es todavía más sorprendente porque bien dicen que el discípulo siempre supera al maestro. En este caso, el PAN (encabezado por Cesar Nava) aprendio bien su lección y sabe que no se puede fiar de su gran aliado (PRI), por lo que ha decidido darle la espalda y unirse a la minoría (PRD). Conciente de que la "izquierda" se encuentra en estado de extinción, ambos partidos han decidido unir fuerzas políticas (evidentemente no ideológicas) para ganarle terreno al PRI. Lo que está por suceder no lo sabemos, es cuestión de esperar.
En ambos casos lo único que queda claro es que ninguno de los partidos políticos de nuestro país es de fiar, lo que los pone en una situación de dudosa procedencia y de falta de autoridad moral para opinar sobre la vida política y la privada de la gente. Es decir, si el PAN se puede aliar con el PRD, entonces las personas del mismo sexo se pueden casar. No me malinterpreten con este intento de "falsa analogía", lo único que quiero demostrar es que los políticos están confundiendo el poder que tienen para tomar decisiones que beneficien a la población, con el poder que tienen para poder preservar su estancia en el gobierno; así como, el poder que tienen para hacer valer las garantías individuales y la libre decisión de los ciudadanos, con  el poder que tienen para inmiscuirse en la vida privada de la gente. Finalmente, el primer caso es una situación pública que nos afectará directamente (porque la decisión es completamente arbitraria y pragmática), pero la cual no nos será consultada (y debería de ser porque ellos son nuestros representantes, ellos trabajan por y para nosotros); mientras que la segunda es una situación privada que sólo afecta a los/las interesados/as (recuerden que nuestro gobierno es laico), por lo que nadie tendría porqué opinar ni mucho menos prohibir.
En función de lo anterior, ¿qué esperamos para los próximos tres años?, ¿una sarta de dimes y diretes entre políticos como sucedió entrre Fox y Obrador o más performace en la Cámara de Diputados? El panorama no es nada alentador, por lo que lo único que nos resta es seguir haciendo presión a través de internet...tal vaz algún día nos hagan caso nuestros representantes políticos.

A un año de Obama

Recién se cumplió un año del gobierno de Obama y salieron a relucir los pocos resultados y el descontento de la gente. No es casualidad que las esperanzas puestas en una figura política tan particular (por todo lo que implica su gobierno) se vean disminuidas en tan poco tiempo. Lo que sucedió es que nuestros vecinos del norte no se habían dado cuenta de que Obama es un ser humano, y no la representación de un líder ultrapoderoso (ni de una divinidad) que en 365 días podía hacer valer todas sus promesas de campaña (sin considerar la crisis económica).
Justo hace un año publiqué en este mismo espacio algunos de mis pronósticos para la "alternancia estadounidense" en un texto titulado "Obama: la representación del poder blanco", donde hacía una comparación superficial entre lo que había pasado con la entrada del PAN al gobierno mexicano y lo que podría pasar en Estados Unidos con la llegada al poder de un afroamericano. Hasta ahora me vanglorio con desdicha de mis augurios. Evidentemente no soy una seguidora de Obama (ni siquiera a un nivel utópico), pero reconozco que es un político carismático que cumple con las expectativas de la gente que cree en las profecias y que se han dado a la tarea de utilizar su poder para hablar de el final. Todavía no sé cuál, pero existe la creencia.
Después de un año de gobierno se puede hacer un recuento de los hechos y la verdad es que el resultado es en números rojos. Quizá a nosotros ya no nos sorprenda porque estamos acostumbrados a los fracasos, sobre todo desde que Fox ganó la presidencia (eso sin contar cada vez que pierde la selección mexicana de futbol); estamos acostumbrados a que nuestros políticos hablen a ligera y nieguen constantemente la detrimente situación de los mexicanos en cuestión de economía, política, justicia y demás situaciones del cotidiano. Sin embargo, los estadounidenses no; ellos están acostumbrados a ganar, a ser el centro del mundo, a invadir, a cerrar fronteras, entre otras minuicias. Ellos creen fervientemente en el poder de su gobierno porque así les hicieron creer, por lo menos durante los ocho años del gobierno de Bush. Ellos creen que pueden salvar al mundo de los terroristas, que pueden frenar la guerra santa, que pueden acabar con el narcotráfico y que pueden brindar la paz a los demás países del mundo, por lo que no entienden la dínamica  "consiliadora" y "humanista" de la Casa Blanca actualmente.
El asunto a relucir sigue siendo el mismo que señalé el año pasado: ¿Obama tendrá la capacidad para hacer valer su agenda sobre los intereses económicos, no sólo de los republicanos, también de los demócratas? La pregunta sigue en el aire y supongo que es cuestión de tiempo, sobre todo si piensa en un proyecto a futuro e intenta relegirse una vez que termine este periodo.

8.1.10

Facebook y Twitter: la puerta a la inter-democracia.

Ayer escribí en un tono pesimista que dudaba de que se diera un cambio social. Hoy me retracto y creo que puede existir una salida diferente: las redes sociales en internet y las comunidades que se están conformando.
Actualmente están permeando en dos redes sociales, Twitter y Facebook, dos situaciones distintas: la destitución de Felipe Calderón, y sacar del aire a Esteban Arce. Ambas con repercuciones sociales y políticas. La primera alude a la insatisfacción social frente a un cambio político prometido e inclumpido:  la asusencia de un estado de derecho; la creciente ola de violencia y corrupción en las instituciones militares y policiacas; el aumento de impuestos en plena crisis mundial, entre otras promesas de campaña incumplidas. La segunda se refiere a la punta del iceberg del empoderamiento de la comunodad gay; es decir, una vez aprobado el matrimonio entre homosexuales, la comunidad gay se está dando cuenta de que tiene voz y voto, de que son ciudadanos con derechos y obligaciones aptos para tomar decisiones sobre sus propias necesidades, y las necesidades del país (ya no es la comunidad excluida porque ya es considerada por la legislación vigente; ejemplo de esta situación la podemos observar en la comunidad afroamericana o mexicoamericana).
Sobre la destitución de Calderón no hay nada que hacer mientras no se hagan las reformas correspondientes, pero por lo menos ya existe una comunidad internauta ejerciendo mucha presión para que se den ciertos cambios a partir de generar conciencia de las problemáticas actuales y para acelerar ciertas prácticas inter-democráticas que abran la puerta al debate en por lo menos tres generaciones de ciudadanos (desde los adolescentes hasta los cuarentones).
Sobre Esteban Arce, éste sólo el pretexto para hacer visible a la comunidad gay; es decir, si bien es cierto que ya se empezaba a observar un cambio sustancial en la publicidad y en la mercadotecnia de las grandes firmas comerciales y de servicios (ropa, autos, turismo, entre otras), debido a que éstas han encontrado un nicho de mercado consumista y con poder adquisitivo (evidentemente por las condiciones de vida) entre la comunidad gay; ahora se empezará a observar una mayor injerencia de esta comunidad en la toma de decisiones políticas.
Evidentemente, en ambos casos estamos en pañales y las discusiones se quedan, en muchos casos, en niveles efímeros; sin embargo, vale la pena apostarle a la inter-democracia mientras los políticos y los gobernantes sigan en una actitud pasiva y corrupta frente a las problemáticas reales del país. Sólo espero que este boom y reto internauta sea tomado de forma responsable por parte de ambas  comunidades.

7.1.10

¿Habrá alguna revuelta social en este 2010?

No quiero ser pesimista pero después de la muerte anunciada, ya no hay retorno ni salida. Como bien nos lo informaron, los impuestos y todo lo demás ha subido. Apenas regresé de vacacionar, me fui de espaldas con lo que me gasté en el super: quince productos y más de dos mil pesos. Evidentemente ninguno de lujo, sólo lo mínimo indispensable para mantener una casa. ¿Cómo le hace la gente que gana el sueldo mínimo en este país? ¿Cuánto tiempo más tiene que pasar para que realmente la desigualdad social y económica no sea tan abismal? ¿Cuántos civiles más (incluidos periodistas) tienen que morir para que los políticos se pongan de acuerdo y emprendan cambios sustanciales en el estado de derecho? ¿Cuántas generaciones de políticos deben sucederse para que realmente se interesen por los ciudadanos y el país? ¿Cuántos años más se necesitan para que la gente se de cuenta de que la ignorancia y la apatía inhiben las estructuras sociales y promueven el abuso de los gobernantes corruptos?
El 2010 es año de festejos: centenario y bicentario de la Revolución e Independencia mexicana, respectivamente. Varios aseguran que es una fecha histórica para nuevamente promover y generar las condiciones mínimas indispensables, que van más allá de la supesta democracia, para impulsar un cambio en el país. Evidentemente ninguno como el que nos prometió Vicente Fox o su sucesor Felipe Calderón, quienes pasarán a la historia sin gloria y con mucha pena al no tener claridad sobre la política mexicana  ni de sus instituciones (específicamente la impuesta por los priistas), para llegar a acuerdos en beneficio de los ciudadanos; por lo que sólo se limitaron a realizar ciertas reformas económicas en perjuicio de las clases sociales más necesitadas.
Hasta hace algunos meses pensaba que una revolución era la opción para salir del paso, ahora digo que no lo es porque el cambio debe ser sustancial, no sólo un paliativo, y tiene que venir con la educación, con el respeto y con la dignidad de la gente, para lo cual se necesita voluntad política que no existe en estos momentos ni en quienes ostentan el poder ni en quienes estamos sometidos por decisiones arbitrarias. Quizá algún día, la esperanza es lo último que muere, llegue alguien que genere el cambio o la sociedad se ponga de acuerdo para promoverlo, exigirlo y hacerlo valer.

2010

Cuando tenía diez años no imaginaba llegar al 2010, ahora tengo 35 y no me acuerdo de los ochenta.