17.12.17

¿La aflicción es un afecto?

Salí a comprar pan a los chinos, para llegar debo cruzar por la iglesia donde hice mi primera comunión, mi segunda iglesia favorita, la primera está en Barcelona, entre ellas se parecen por lo majestuosas, una más churrigeresca, la otra completamente gótica. Y como algunas veces me pasa cuando estoy afligida, entro a la iglesia a tomar un respiro. Afortunadamente no empezaba aún la misa de las 8:30 y me dio tiempo de pensar en dos cosas:  decidir si estaba afligida por la impotencia de no poder actuar o por la felicidad de la prudencia. ¿Cuál sería la definición de aflicción de Spinoza? De camino a casa hacía memoria sobre el glosario spinoziano de los afectos, pero no, no habla de la aflicción en particular sino de la tristeza en general: “el paso del hombre de una mayor a una menor perfección” (p.285); es decir, “el acto por el que resulta disminuida o reprimida la potencia de obrar” (p. 286). Una coincidencia metafísica de esas que causan un goce doble: afirmar que la aflicción es un afecto y que el afecto, entendido como “una fuerza de existir mayor o menor que antes” (p. 301), una fuerza que en mi caso, y por lo menos en esta ocasión, se traduce a su vez en amor, contento, voluntad de seguir descifrando mediante el espejo y la presencia del ser amado los afectos de quien ama.

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Spinoza (2014). Ética demostrada según el orden geométrico. España: Alianza Editorial.

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