Desperté, fui al baño, como todas las mañanas, y el dolor de estómago que pensé era llanto reprimido resultó ser un cólico. Tengo la mala costumbre de no llevar la cuenta y días como hoy me alegra enormemente inferir que mi profunda tristeza de los últimos días se debe a las hormonas y no a la separación. Me vestí presurosa para salir por un café y meditar qué hacer el resto del día. En el camino, una epifanía: volver a la escritura creativa y comprar una planta (quizá debe empezar por los básicos antes de tener otra vez pareja). Pedí el desayuno, intenté bajar la app de blogspot en mi iPhone, pero ya no está disponible para IOS. Desilusión, la segunda en siete días. La primera ya forma parte de mi pasado, pero ésta es mi presente. Me acostumbré a escribir en el celular, en medio de la gente, sentada en un café o esperando en la fila del banco. Justo donde la realidad se hace ficción. Siempre digo que no hago investigación de campo, pero es falso. Escribo in situ. Ahora debo decidir si cambio de celular o de terapia de contención.
Pd. Decidí comprar dos plantas, una más complicada de cuidar que otra. Espero que ambas sobrevivan hasta (y después de) que me enamore nuevamente. También compré la app de iTunes que permite editar en iPhone porque el soporte técnico de #google #blogger es nefasto.
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