27.6.09

Autobiografía III

Si la memoria le falla, recurra a las historias familiares: desde ahora en cada reunión familiar intentaré que hablen de mi niñez, aunque no puedo pedir mucho porque mis papás son tan elocuentes como yo. Confío en que mi hermana Ana Laura, la mayor de los cuatro, quien me lleva nueve años, y quien más se acuerda de nuestra infancia o, por lo menos, se la inventa... de ahí mi frustración con la elocuencia, ella lo es en exceso. No es fácil crecer con alguien así, sobre todo cuando quieres ser escritora (aunque sea de ensayo literario), porque siempre tiene una historia mejor que la mía o por lo menos la cuenta con más sabor.
Recuerdo que cuando niños, íbamos muy seguido a la casa de campo que tienen mis papás cerca del Popocatépetl, y Ana Laura cada mañana nos levantaba para llevarnos de escursión. Evidentemente no escalabamos ninguno de los dos volcanes; es más, no caminabamos más de 10 km de la casa, pero sí nos llevaba a las casas abandonadas donde nos contaba historias de seres fantásticos, de brujas y gatos muertos, de enanos que vivían en casa de árbol. Pasaba más del medio día y regresabamos a casa hambrientos y con ganas de seguir soñando con el próximo viaje. Ninguno de ellos fue igual al anterior, siempre había cosas nuevas por descubrir en ese inmenso mundo de la mente de mi hermana. Hasta la fecha me sigue pareceindo extraordinariamente fantasiosa y envidiable.

Autobiografía II

Salió una convocatoria para un concurso de escritura autobiográfica, desde entonces no dejo de pensar cómo empezar a contar mi historia. No quiero iniciar con un cuento de hadas: "Erase un 19 de octubre de 1974 cuando nació una cachetona niña en un hospital de la ciudad de México..." Es más, no sé si quiero que la historia sea cronológica, prefiero jugar con los géneros literarios y con las fronteras textuales; tampoco quiero que parezca una prueba psicológica de esas que te ponen a hacer cuando vas a pedir trabajo: "Escriba su autobiografía", en dos hojas en blanco que, dependiendo del día, te alcanzan o te sobran, con la intención de analizar tu escritura y descartar que puedes llegar a ser un criminal en serie, un ladrón, o un irresponsable... como si de verdad la grafología funcionara al 100 % en todos los casos.

Autobiografía

Este no es un intento absurdo de escribir mi autobiografía, simplemente es la necedad de poner en práctica un ejercicio autorreflexivo de lo complicado que me resulta escribir sobre mi pasado debido a la falta de memoria y, principalmente, de creatividad. Siempre he creído que soy demasiado teórica para poder escribir ficción y por eso practico con estos intentos de semi-ficción autobiográfica.
Envidio considerablemente a la gente que sabe contar una historia elocuentemente, a la gente que se mueve armónicamente y, sobre todo, a los corredores que veo flotando en la arcilla cada mañana que me levanto, con mi pesado cuerpo (no porque sea gorda, sino porque soy arrítmica), a trotar en los Viveros. De hecho, este blog se llama "La gallina patuleca" en honor a la forma en como camino (ya se lo podrán imaginar). En fin, a pesar de mis carencias, casi siempre me rodeo de gente creativa y elocuente que me reconfortan, algo les he de aprender.



27.5.09

8x200

Pido a mis compañeras que salgan primero e inicio respirando cada tres brazadas para no quemarme en el primer 200. Logro terminar los cuatro primeros a buen paso y con la exigencia de disminuir el tiempo. Me toca ir al frente, llevar el grupo. No lo disfruto: no siento los brazos, las piernas me duelen y me falta el aire; empiezo a respirar cada dos, me duele el cuello, tenso el cuerpo y, en vez de bajar el tiempo, lo subo tres segundos. Intento recuperarme en el minuto de descanso para terminar el ejercicio, pero ya estoy desconcentrada. Me ha vuelto a ganar la mente, me siento cansada, perdida y sin ganas de seguir, sólo concluyo para no quedarme atrás, pero con otros tres segundos arriba. Al final, terminé con el mismo tiempo con el que inicié. Ya no es el timing el que me está fallando sino la complacencia: si me siento cansada bajo el ritmo; si me rebasan me irrito; si me tenso dejo de fluir. No me queda más que seguir estirando la liga hasta que reviente. A ver quién gana.

26.5.09

Vida en pareja

Negociar el espacio, el silencio y el tiempo es parte del cotidiano;
inventar historias para nuestro alter ego es mejor que la terapia gestalt;
reírnos de nuestros defectos nos ahorra el psicoanálisis;
nadar todas la mañanas nos mantiene relajadas;
jugar a la casita nos deja fuera del convencionalismo social;
dividir las actividades del hogar nos hace interdependientes;
criar cuatro gatos nos genera esperanza;
realizar nuestros proyectos nos provee seguridad;
dormir abrazadas nos da paz;
y ser cómplices nos mantiene juntas.
Así es la vida en pareja.