11.8.13

Día 155

En bici cualquier ciudad se vive diferente.


Un parque de diversiones abandonado y un documental sobre su abandono. Anduvimos por ahí entre el río y los árboles. Escalofrío. No me gustan los lugares tétricos.



Cine al aire libre en verano. Oh boy! El nombre de la película. Una película berlinesa. Blanco y negro el formato. La fotografía se vive diferente cuando es una ciudad que vives a flor de piel. La trama es absurda como absurda puede ser la vida misma.


10.8.13

Día 153 o 154

Voy perdiendo la cuenta poco a poco de los días que he pasado en Berlín. El ritmo de vida es tan hedonista cuando logras desconectar del resto del mundo. Hacemos un par de actividades al día, casi siempre lúdicas: andar en bici, parar por un café, comer, reposar a la orilla del río con una cerveza, dormir, platicar, ir al mercado, comprar algo para picar en el jardín, regresar a casa, reposar. Sin duda un ritmo de vida que en otra ciudad y en otras circunstancias es impensable.





9.8.13

Día 152

Las promesas no funcionan más. El devenir es lo que me d esperanza.

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Andar Berlín en bici es otra perspectiva.

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La hospitalidad de la gente es siempre generosa, no se sí incondicional. 
La hospitalidad de las amistades es un tesoro de esos que no escatiman ni en tiempo ni en espacio.
La hospitalidad no es remunerable.

 

8.8.13

Día 151

De vuelta a Berlín. Hablamos del accidente de auto que sufrimos hace diez años en la gran ciudad. Así cómo se dan las pláticas que esperan en el tiempo, también en la memoria. Recordamos ese momento en donde desde una camilla a otra nos preguntábamos si estábamos bien la una a la otra. No sabíamos a ciencia cierta lo que nos había pasado. De ese día solo recordaba el frío de la plancha de metal donde estaba recostada haciendo un recuento de mi vida en completa paz y lucidez gracias a la morfina. Pasaron diez años y un silencio inconsciente que hoy encontró salida a la orilla del río. Me abrasaste y sentí alivio. Por fin lo dije, sin cortapisas, con miedo, con la certeza de saberme viva y afortunada. Hoy Berlín me recibe con augurios en la naturaleza. Escuchar atenta al corazón es mi designio.


Día 150

No quiero ser dura con Varsovia ni con su gente, pero la visita ha sido inhospitalaria en muchos sentidos, incluyendo el hecho de que es una ciudad completamente recreada de un pasado que no se si se quiere velar o de un presente ficticio. Tendría que regresar e ir a otros sitios de Polonia, pero por ahora no me dan ganas. Es ilustrativo viajar a esos sitios distantes en la geografía mas no en la memoria de los discursos de guerra donde los perdedores y los ganadores muestran una y otra vez la cara de lo que esconden, ya sea la ambición, el resentimiento, la tristeza, el dolor, el beneplácito o sabe qué. Lo cierto es que resulta complicado indagar en quien ha decidido ponerse una careta arquitectónica para vender a una ciudad como parte del patrimonio universal a un costo social alto, donde la gente del servicio turístico, por lo menos en ciertas áreas de Varsovia, claramente no disfruta de lo que hace, como se puede observar en otros sitios de Europa, donde, por ejemplo, en Barcelona o Berlín, ser camarero o camarera es un oficio y uno bien remunerado (comparado con México). Me parece que Varsovia es un performance constante donde además los gobiernos actuales han decidido derruir lo poco que queda de sus historia (una historia desgarradora en muchos ámbitos quizá por su ubicación geopolítica, quizá por su convicción religiosa), como sucede con el barrio de Praga, donde quedaban los últimos referentes de lo que fue Varsovia antes de la guerra. De igual forma, están levantando altos rascacielos que imponen en un ciudad que es bastante extensa. Edificios superiores a los que edificó el régimen socialista (casas habitación) que se quedan relegados, a pesar de ser estos edificios lo más original de lo que ha sido su historia. En fin, la sensación que me da Polonia en lo poco que pude ver de las cinco (o diez) horas de tren y los tres días en Varsovia es que le pasa lo mismo que a México, es el patio trasero de Alemania: el patio trasero de uno de los países más poderosos del mundo y así, difícilmente, se puede ser objetivo y crítico.