17.2.16

#249

Llego al hotel. Es temprano por el cambio horario. Una hora menos. Doy los datos de la reserva. Me dan la llave de la habitación. Subo al tercer piso y al abrirse la puerta del ascensor veo todas las puertas de las habitaciones abiertas. Las van dejando así para que se ventilen hasta que llegue alguien a ocuparlas o se haya secado el piso después de lavarlo. Alfombras por todos lados, lo mismo que espejos y ornamentos varios. Me asomo a la habitación que me asignaron y no me gusta. Bajo por un cambio. Me asignan otra pero todavía no está lista. Espero en el restaurante y como algo. Es temprano. Ponen las noticias de España, una cortesía para la única comensal. Me molesta el discurso pero no quiero parecer grosera (nuevamente). Me quedo con ganas de decirles que soy mexicana y me da igual el discurso sobre el terrorismo, incluso me empieza a disgustar lo tendencioso del mismo. El binomio terrorismo-democracia ya lo he escuchado demasiado últimamente. Prefiero irme. Hago la siesta. Una bonita costumbre en estos lados del mundo. Un calambre en la pierna me despierta. Salgo a caminar por el malecón. Me vuelvo a sentir la otra-otra-otra (otra-nacionalidad, otra-mujer, otra-sola). Nunca me había sentido tan extranjera como en este corto paseo. No solo los hombres, también las mujeres y los niños me observan con curiosidad. No sé si por mi vestimenta, por no llevar velo, por el cabello corto-cano, o por mis lentes ray-ban (de moderna). A ratos me siento incomoda, a ratos intento disfrutar el paisaje. Me quiero perder entre la gente, pero soy definitivamente la otra-otra-otra. Alguien me grita a lo lejos "hoola", volteo y me dice que me acerque. Lo hago y me empieza a interrogar. Está acompañado por una mujer que no le agrada mi presencia. Trato de cortarlo y seguir mi paseo. Insisto en que soy mexicana y no tengo papeles para trabajar en Barcelona. Sí, tengo marido e hijos. Me despido. Sigo andando, cambio el rumbo y me meto en el mercado. Es peor. Soy más evidentemente la otra-otra-otra. Yo que siempre me he considerado del montón. Prefiero volver al hotel, aunque me quedo con ganas de sentarme a tomar un té en las terrazas donde están los hombres. 

#248

Salgo temprano para ir con calma al aeropuerto y poder comer algo antes de tomar el avión. Es un vuelo corto, me consolaba. Un ritual que hago cada tanto desde que me empezaron los ataques de ansiedad. Según cuando, donde o con quien vaya acompañada, me dan más seguido o no. No es miedo al avión es un tipo de claustrofobia, falta de aire por la cercanía con la gente. Tomo el bus y en cuanto empieza a andar me doy cuenta que va a la T1, yo voy a la T2... No importa, tengo tiempo para cambiar de terminal, respiro, antes de que empiecen mis auto-reproches. Llego al aeropuerto y hago el cambio sin contratiempos. Veo la aerolínea, tengo que sellar el pase de salida, a falta de visa, y como forma de "autorización" para viajar. Mi turno, después de diez minutos; la señorita me dice que es en otra ventanilla, la que crucé al entrar y ahora es más larga por todos los que han regresado. Me formo, tengo tiempo me repito en silencio. Revisan mi pasaporte y me encamino a la sala de espera. Pasar los filtros, quitarse la ropa, volverse a vestir. Un café y un cuerno, por fin. Vuelvo a ver el reloj. Tengo tiempo, pienso. Camino por las salas, cruzo migración y llego a la sala. Espero. La gente se para de repente y se forma en la puerta 53. NADOR. Se lee en la pantalla. Me paro sin mucho ánimo. Voy a ser la última y me tocan los últimos asientos. Nos dejan parados más de veinte minutos. Por primera vez soy la otra-otra. Aunque siempre somos otros, con nosotros, ahora me percato de mi otredad en la lengua, en las formas, en la vestimenta. Respiro. No entiendo nada y tampoco me esfuerzo. Por fin nos dejan abordar. Me toca en medio. Empiezan las palpitaciones. Guardo mi mochila, al ser vuelo low-cost llevo solo lo indispensable. Intento hacer la platica a mi vecino pero no habla más que alguna variable de árabe y yo no hablo más que alguna variable de español (y otro tanto de ingles). Tengo tantas dudas de mi destino y éstas no podrán ser resultas durante el vuelo. Intercambiamos cinturón de seguridad y como una forma de ser amable me ofrece un chicle. Lo veo y dudo. No quiero chicle y tampoco quiero ser "grosera". Lo tomo. Lo meto a la boca. Inmediatamente pienso que fue un error. Ansiedad. Acaso no me han dicho que no acepte comida de desconocidos. Un chicle! De verdad! Ansiedad. La serie de pensamientos que siguieron durante diez minutos son occidentalmente incorrectos y no los voy a repetir. Estamos condicionados... Ansiedad. Entendí lo que es la autoinmunidad de Derrida. La realidad se puede representar de muchas maneras. Casi nunca es como nosotros la contamos. Mi vecino reza. Intento hacer lo mismo, me doy cuenta que no tengo a quién y tampoco me acuerdo de ninguna oración, solo de un mantra. Respiro y repito la respiración conciente hasta que llegamos a Nador. Bajo del avión sin despedirme. Me doy cuenta después de haber cruzado nuevamente migración. Estoy emocionada, he llegado a una ciudad fronteriza, a otro continente. Mi primer viaje a África.

14.2.16

#247

The Grammar of Live

Simple & ordinary
Rainbow #8 tarot card
field light road trees flowers colors
And me

Stay in live
Learn the ABC of life
Stay life
Don't mess up the live

No other language
Just the collage
Realize and figure out
Words images space silence

Job travels house partner 
money health knowledge 
love sex body mind 
Complicity Friendship Companion 

One three voices reading
Of the present
One three women voices
Of desire
One three artist working piece
Of live

Don't think
Just feel
Don't ask
Just do
Don't hesitate 
Learn by the past

The grammar of live
Without expectations 
Without simulations
Without being other
Just me and my life.












#246

Recorrí la librería 
(Dos veces)
Buscaba una distracción
(Iluminada)
Una respuesta 
A la mala pasada 
Del cambio hormonal
(Este mes no fue depresión
Ni tristeza profunda
Solo un miedo a la vida
Irracional
Como son las menstruaciones)

La primera vuelta 
Contraria a las manecillas del reloj
Sin suerte
Salí de la sección de filosofía
(Que ocupa menos espacio 
Que la de autoayuda)
Venga! 
Vamos!
Debe haber algo..
Me animaba a mí misma

Segunda vuelta
Concentración
Por apellido 
Por novedad
Por idioma
Por género
Por best seller
De reojo veía
A los afortunados
Que ya habían seleccionado
Quizá les copio
Pensaba

Seguí recorriendo
Ansiosa
(Un día antes ya había comprado
Un par de jeans
Y un helado de chocolate)
Son las hormonas
Me consolaba
Con la conciencia
De que en unos días
Mi ansiedad se vería reflejada
En mi tarjeta de crédito 
Ya la pagaré...
A crédito también
Pensaba 

Proust al frente
Siempre he querido su obra completa
En busca del tiempo perdido
A eso me dedico ahora
Murakami me lo he leído todo
Chernovil de Svetlana
No he terminado el otro
Las mujeres de la guerra
Extraño a Müller
Seguro me reconfortaría su agudeza
Un catalán en castellano
No tiene gracia
Pensaba

Tomé el del neurólogo
Qué narra sus experiencias en quirófano
Con recelo lo escogí
Soy hipocondríaca 
Lo menos que necesito
Es tener más miedo
Vamos por el segundo
Me animaba

Me paré antes de llegar a la sección
Esoterismo-religión-filosofía-psicología-autoayuda 
Una pena
Nos han reducido a lo mínimo de nuestra expresión
Vende más el monje del Ferrari
Que Derrida
(no encontré ninguno de él
Por diversión siempre lo busco
A ver si hay algo nuevo
Aunque ya esté muerto)
Empezaba a desesperar...
Uno más!
Uno que verdaderamente me distraiga
Pensaba

Anaquel de barceloneses
Venga
Algo local
De mujer
Para mujer
Rosa algo Sandra algo Diana algo
No conocía a ninguna
Por foto
Escogí a la guapa
Obvio
"Una mujer decide dejar todo y hacer un viaje.."
Me lo llevo
Aunque la portada tenga el penoso sello 
De BEST SELLER
Salí corriendo a la caja
Había conseguido dos libros 
Después de dos horas
Pagué y respiré profundo

Deboré el libro 
De Sandra algo
A ratos divertida
A ratos saltándome páginas
A ratos conmovida 
Un resbalón en mi vida literaria
Otro más 
Que me entretuvo un par de días
Hasta que por fin tuve la regla.







 





11.2.16

#245

Ayer alguien habló de la frustración
Todo el día tuve ese sentimiento.
Hay grados distintos de frustraciones,
Da igual si son más o menos,
Lo que importa es qué hagas con ello.

Ayer alguien habló de Palestina,
Resistencia
No-violencia
Datos, estadísticas, estudios comparados.
Al final siempre queda la esperanza.
El tiempo.

Ayer alguien narró una anécdota de quienes viven presos. 
Dijo:
Lo que no saben los de afuera.
Es que yo veo la luz cada que abren mi celda.
Llegará el día en que ellos verán solo la obscuridad.
La oscuridad de sus propios miedos hechos realidad.
(Palabras más, palabras menos)

Ayer alguien habló de sentir esperanza
Yo no la siento.
No por eso dejo de seguir creyendo.