3.4.10

Cambio de estretegia

Hace un par de meses decidí participar en un congreso organizado por la American Comparative Literature Association (ACLA) porque en ese momento me econtraba realmente confundida con el camino que debía seguir mi investigación (todavía lo estoy), entonces se me ocurrió la "brillante" idea de que al participar en un congreso de este tipo (claro, era otra la idea que tenía del congreso) podría conocer gente que me ayudara a esclarecer mis dudas y/o que le interesara mi proyecto para, pensando en un futuro cercano, hacer una estancia de investigación en alguna universidad del país vecino. Sin embargo, al plantearme este pensamiento práctico e incluso egocéntrico, dejé afuera otros factores importantes que he podido observar a lo largo de los días que llevo participando en el congreso. Uno de esos factores es evidentemente la diferencia cultural entre el discursos dominate-dominado, sobre todo en función de los que son de allá (EUA) y los que somos de acá (México o cualquier otro país de Latinoamérica, Africa, Medio Oriente...). Una situación absurda porque parte de mi hipotesis consiste en deconstruir las dicotomías, pero éstas, más que estar presente en el discuros de los teóricos mexicanos que viven en méxico (y demás países aludidos), están presentes inconscientemente en los teóricos (cualquiera que sea su nacionalidad) que viven en Estados Unidos. Es decir,  los académicos o estudiantes de universidades estadounidenses problematizan los objetos de estudio en función de la realidad estadounidense de una manera "universal", no "universable", desde donde la resolución del conflicto parece más sencilla de lo que es el conflicto en sí mismo. Evidentemente esta situación (parecida a la universalidad del idealismo-romanciticismo aleman) no debería generar ningún tipo de cuestionamiento si existieran esas mismas condiciones de "legalidad" que existen en Estados Unidos en el resto de los países, y si existieran ciertas condiciones poítico-económicas que mitigaran la pobreza y la explotación en el resto del mundo. Pero como no es así, entonces las diferencias se hacen más patentes porque, en principio, considero que los académicos estadounidenses están acelarando el curso natural de los conceptos tratando de transitar entre lo multicultural y lo cosmopolita en su propia geografía, dejando fuera a todo aquel que no se suba en el mismo tren, y no estoy muy segura que este sea el camino adecuado para establecer puentes entre culturas, a menos que no les interese estrechar ciertos vínculos. Por otro lado, la realidad política-económica-cultural de México (y en algunos otros países antes aludidos) no ayuda para resolver los problemas primarios que están relacionados con los derechos humanos, por lo que resulta prácticamente imposible establecer un dialogo académico en función de "nuestros" intereses y necesidades con teóricos estadounidenses. No sé si con los europeos suceda igual. De tal suerte, lo que puedo abstraer de lo poco que he observado en estos días es que no podemos trabajar juntos por ahora mientras las necesidades básicas no estén resuletas en México, pero sí podemos replantearnos la estrategia para empezar a producir conocimiento que beneficie a nuestra sociedad en aras de exponenciar el desarrollo social de nuestra comunidad, más queel intento de aproximarnos a la realidad universal-cosmopolita. No estoy planteando enarbolar un pensamiento local-nacional sobre lo global-mundial, sino un planteamiento epistemológico particular que coadyuve al cambio político-social.

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