12.8.10

Serie II: absurdos

No hay nada más absurdo que perderme en la futilidad de mis creencias:

Hacer fila cuando tengo asientos numerados.
dormir con las cortinas abiertas.
Acelerar el paso cuando observo que el/la de adelante también va al banco.
soñar con la infidelidad del otro.
Entablar una conversación en un antro.
reír en un momento crítico.
Tocar la bocina del auto (salvo honrosas excepciones donde nuestra vida corra riesgo).
jugar a ser adulto.
Cruzar la avenida sin usar el puente peatonal.
vivir para trabajar.
Estacionar el carro en doble fila.
amar la soledad.
Adoctrinar al otro/a.
creer en la paz mundial.
...

no hay nada más absurdo que empeñarme en volar.

11.8.10

Serie I: miedos

Abrir el cajón de sastre de los miedos es adentrarse en un universo de complicidades mentales:

Me aterra la enfermedad,
la mía por desconfiada,
la ajena por hipocondríaca.

Me apanica viajar en avión,
ya sea por temor a las nubes aborregadas,
o por estar cerca del cielo.
(¿el Dalai Lama meditará cuando viaja?)

Me da miedo la muerte,
la mía por sentirme sola,
la ajena por perderlo todo.

Me apanican las multitudes,
ya sea por agorafobia,
o por saberme anónima.

Pero lo que mas me asusta es saber que me he vuelto mayor y miedosa.

4.7.10

domingo primero de mes

pensaba echarle tierra al gobierno de felipillo, comparándolo con el de obama.
pensaba en no escuchar nunca más las noticias de la mañana
pensaba resarcir lo dicho sobre obama hace algunos meses, años, en este mismo sitio.
pensaba que la ignorancia es felicidad.
pensaba escribir sobre mi rendimiento en la natación estos últimos meses.
pensaba que la disciplina alimenta el alma.
pensaba en no decir nada.
pensaba que el silencio es complicidad.
es domingo y no tengo ganas de hacer nada más que estar en casa leyendo a Bolaño, con la pijama puesta, los pelos parados y comiendo sin ganas.
es domingo y pensaba en hacer eso, pero la realidad se sobrepone o mi idea de responsabilidad me rebasa.
es domingo, estoy lavando ropa y trabajando en mis pendientes mientras que Bolaño espera en la cama, cobijado bajo las mantas.
es domingo, ya habrá tiempo.
es domingo primero de mes y siento que apenas mi cuerpo se relaja.

12.6.10

Comprobando la teoría futbolera: la contundencia está subvaluada

Ayer escribí en este mismo espacio mis percepciones sobre el fútbol, relacionándolas con el desempeño de la sociedad mexicana. Por ignorancia y desconocimiento del tema no me atrevería a hablar de otra cosa, mucho menos de técnica, aunque Aguirre ya hizo lo propio.
Siguiendo con esta tema, una siempre debe estar al día en las noticias, no importa si es el mundial, las olimpiadas, o los asesinatos perpetrados por la delincuencia organizadas (que en realidad ya forman parte del cotidiano), pude comprobar que el asunto de la consolidación no atañe exclusivamente a los futbolistas sino también a los estudiantes; es decir, por qué si los alumnos (perdónenme las feministas que sólo me refiera al género masculino, en realidad me refiero a ellos y ellas) acuden a un 80% de las clases, no entregan su trabajo de certificación; por qué si los alumnos terminan todos sus créditos, no hacen la investigación de tesis; por qué si los alumnos terminan de redactar la tesis, no se titulan...y puedo seguir enumerando ejemplos de este tipo, pero no es la intención. Sólo se me ocurrió porque ayer esperé de las once de la mañana a las siete de la noche a que más de quince estudiantes entregaran sus trabajos y sólo llegaron tres.
Finalmente, lo que quiero puntualizar es que el fútbol es el reflejo de la dinámica social, cultural, identitaria y educativa de cualquier sociedad, con esto no quiero caer en reduccionismos simplistas o en falacias de generalización. Simple y sencillamente sucede lo mismo que en economía con ciertos productos que reflejan el valor de la moneda frente a otras como puede ser una hamburguesa de McDonald's (índice Big Mac); es decir, al comparar el precio de una Big Mac entre Estados Unidos y México nos podemos percatar de si el peso está subvaluado o sobrevaluado, lo mismo sucede con las justas deportivas internacionales, con los índices de calidad educativa, y con todos los demás ejercicios comparativos que se nos ocurran. En función de ello, lo único que puedo concluir es que la contundencia y consolidación de los proyectos en la sociedad mexicana están subvaluadas.

11.6.10

¿en dónde venden pastillas de consolidación? El futbol es reflejo de nuestra sociedad.

Muy a mi pesar me quedé a ver la primera parte del juego inaugural del mundial porque no quería llegar temprano a la universidad ya que tengo que estar todo el día aquí esperando a que mis alumnos entreguen sus trabajos de certificación y, después de varios años de experiencia, sé que no lo harán hasta la última hora; es decir hasta las siete de la noche. De tal suerte, me tomé un tiempito para echarle un ojo a la "brillante" selección sudafricana de quien no voy a hablar porque finalmente del que menos se espera algo, es quien logra la contundencia. Bien decía mi abuela: "el que no arriesga no gana".
Más que la crónica de un partido anunciado, que, por cierto, gané un desayuno porque aposté un empate, me resulta desolador ver cómo el pueblo mexicano sigue siguiendo un pueblo esperanzador, sigue creyendo en los milagros, en los brujos (que están prohibidos), pero nunca alude a una estrategia, a un proyecto, a cumplir un objetivo que, en este caso, es ganar; a la disciplina que se necesita para estar al día, para estar en forma, no sólo física, también mental. A la voluntad de no ceder ante la presión externa y, sobre todo, contar con la seguridad necesaria para meter un gol.
Muchos literatos, escritores, intelectuales han escrito sobre la falta de confianza que los mexicanos, jugadores o deportistas muestran cuando de contundencia se trata. ¿Qué tiene la portería contraria que después de más de cinco intentos de gol la selección mexicana no pudo anotar hasta después de ir abajo en el marcador? Nada, en realidad el contrario no es el equipo sudafricano, es el mismo mexicano.
Culturalmente queda comprobado que nos hace falta mucho trabajo por hacer en lo que se refiera a educación integral; es decir, no sólo es suficiente con tener mejor técnica o mejor condición o mejor preparación (claro, si medimos el desempeño de los futbolistas mexicanos contra Sudafrica, pero ¿qué pasa si es contra Holanda?), siempre falta ese último ingrediente que es precisamente la consolidación de los proyectos, el cual sólo se logrará cuando le enseñemos a las nuevas generaciones, ésta ya la podemos dar por perdida, que no existen los fantasmas del pasado: malinchismo, colonialismo, mediocridad, el ahí se va, la supuesta esperanza en la divinidad, sino que en realidad el cambio viene de uno mismo. Claro que eso es una labor titánica y deberíamos empezar primero con los abuelos, padres, maestros y demás responsables de la educación de los niños para que se dé dicho cambio de actitud en el corto plazo...algo que no va a suceder. Mientras no tengamos esa conciencia podemos seguir esperando sentados a que la selección gane el mundial o los deportistas olímpicos ganen una medalla o los políticos sigan viendo por su beneficio o el crimen organizado siga matando en la calle...
Muy bien equipo, por lo menos empataron!