11.6.10

¿en dónde venden pastillas de consolidación? El futbol es reflejo de nuestra sociedad.

Muy a mi pesar me quedé a ver la primera parte del juego inaugural del mundial porque no quería llegar temprano a la universidad ya que tengo que estar todo el día aquí esperando a que mis alumnos entreguen sus trabajos de certificación y, después de varios años de experiencia, sé que no lo harán hasta la última hora; es decir hasta las siete de la noche. De tal suerte, me tomé un tiempito para echarle un ojo a la "brillante" selección sudafricana de quien no voy a hablar porque finalmente del que menos se espera algo, es quien logra la contundencia. Bien decía mi abuela: "el que no arriesga no gana".
Más que la crónica de un partido anunciado, que, por cierto, gané un desayuno porque aposté un empate, me resulta desolador ver cómo el pueblo mexicano sigue siguiendo un pueblo esperanzador, sigue creyendo en los milagros, en los brujos (que están prohibidos), pero nunca alude a una estrategia, a un proyecto, a cumplir un objetivo que, en este caso, es ganar; a la disciplina que se necesita para estar al día, para estar en forma, no sólo física, también mental. A la voluntad de no ceder ante la presión externa y, sobre todo, contar con la seguridad necesaria para meter un gol.
Muchos literatos, escritores, intelectuales han escrito sobre la falta de confianza que los mexicanos, jugadores o deportistas muestran cuando de contundencia se trata. ¿Qué tiene la portería contraria que después de más de cinco intentos de gol la selección mexicana no pudo anotar hasta después de ir abajo en el marcador? Nada, en realidad el contrario no es el equipo sudafricano, es el mismo mexicano.
Culturalmente queda comprobado que nos hace falta mucho trabajo por hacer en lo que se refiera a educación integral; es decir, no sólo es suficiente con tener mejor técnica o mejor condición o mejor preparación (claro, si medimos el desempeño de los futbolistas mexicanos contra Sudafrica, pero ¿qué pasa si es contra Holanda?), siempre falta ese último ingrediente que es precisamente la consolidación de los proyectos, el cual sólo se logrará cuando le enseñemos a las nuevas generaciones, ésta ya la podemos dar por perdida, que no existen los fantasmas del pasado: malinchismo, colonialismo, mediocridad, el ahí se va, la supuesta esperanza en la divinidad, sino que en realidad el cambio viene de uno mismo. Claro que eso es una labor titánica y deberíamos empezar primero con los abuelos, padres, maestros y demás responsables de la educación de los niños para que se dé dicho cambio de actitud en el corto plazo...algo que no va a suceder. Mientras no tengamos esa conciencia podemos seguir esperando sentados a que la selección gane el mundial o los deportistas olímpicos ganen una medalla o los políticos sigan viendo por su beneficio o el crimen organizado siga matando en la calle...
Muy bien equipo, por lo menos empataron!

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