Abrir el cajón de sastre de los miedos es adentrarse en un universo de complicidades mentales:
Me aterra la enfermedad,
la mía por desconfiada,
la ajena por hipocondríaca.
Me apanica viajar en avión,
ya sea por temor a las nubes aborregadas,
o por estar cerca del cielo.
(¿el Dalai Lama meditará cuando viaja?)
Me da miedo la muerte,
la mía por sentirme sola,
la ajena por perderlo todo.
Me apanican las multitudes,
ya sea por agorafobia,
o por saberme anónima.
Pero lo que mas me asusta es saber que me he vuelto mayor y miedosa.
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