24.4.20

Día 4 observando el encierro

“Observar el encierro” me dijo el papá de una amiga cuando al teléfono le pregunté cómo se encontraba. Un señor que pasados los ochenta años con la vida a cuestas, varias muertes acumuladas después durante el exilio y lo que conlleva para cada uno en la edad que se tenga durante la cuarentena el poder observarla seamos conscientes o no de ello. Darse el tiempo la dedicación de observar poco de nuestro día a día para vernos a nosotros mismos en este encierro en un ser aquí o ahí del acontecimiento que estuvo latente cien años.
El encierro no me toma por sorpresa incluso puedo afirmar que estoy acostumbrada a ello y no necesariamente por ser antisocial sino porque he aprendido a deambular entre el adentro y afuera de mi propia sexualidad. Salir del closet es un eufemismo, siempre tienes un pie dentro y otro fuera porque las pandemias se dan en las sociedades que invisibilizan a los/las que son asintomáticos; la homosexualidad de las mujeres ha sido asintomática en este y otros países por conveniencia y por comodidad. El encierro de esta pandemia reproduce esos y otros tenores, desde los más sutiles hasta los más sofisticados que son propios de la condición humana. Mientras comía veía a los pájaros, las palomas, las ardillas convivir en el árbol de hule que está en la acera de frente, su única depredadora pudiera ser Ramona, mi perra, y por instinto, pero eso no los detiene para seguir existiendo. Mientras ellos están afuera yo observo desde dentro. 

22.4.20

Día 2 observando el encierro

Un amigo escribió en su blog sobre su encierro, un amigo venezolano que vive actualmente en Ecuador, y no sólo me conmovió su texto, también me sentí identificada en varios niveles de la lectura, especialmente el miedo a la enfermedad, lo abrumador que puede ser el no contacto con nadie, incluso siendo antisocial como yo puedo serlo, el calor que se encierra en las casas en esta época sin tener suficiente ventilación y especialmente cómo creemos que lo que escogemos para vivir será de paso, mientras "hacemos esto" o por "comodidad".
Al leer su texto pensé en las muchas veces que me cambié de casa, mal gusto nunca he tenido, pero a veces no pude escoger lo mejor. Lo último que renté después de terminar una relación, fue literalmente una habitación, un hoyo funki, donde el baño quedaba afuera y lo compartía con otras dos personas, oscura y sin ventilación. Afortunadamente estaba empezando el verano, el de lluvias de la ciudad de méxico, cuando literal se cae el cielo y se inunda todo, incluso esa habitación, mojando una cantidad significativa de libros. Pude estar solo tres meses antes de pedir auxilio a mis padres para que me dejaran quedar en su casa unos meses hasta que me entregaran el departamento que estaba comprando con una hipoteca a veinte años. 
No puedo decir que mi encierro es como el de mi amigo, tengo un ventanal enorme que da a la calle y enfrente de un árbol de esos viejos que dan sombra todo el día, ventana en los dos cuartos, en los baños y en la sala. Es completamente iluminado y ventilado, y aun así se siente calor en primavera. Tengo un balcón que le cedí a Ramona, mi perra, para que pudiera tomar el fresco, ver a las palomas y las ardillas, intentar comerse las moscas o las abejas, a veces con mucho éxito. Mi estudio lo trasladé hacia el comedor para cambiar la vista, estar más fresca, tener más espacio. El encierro tiene que ver con el espacio y el tiempo, mientras el tiempo se detiene, el espacio se reinventa con la cuarentena. 
Ya estando adentro, de la casa que cada uno haya decidido o podido conseguir, el encierro de la pandemia se asemeja entre unos y otros, el estado de ánimo se vuelve una montaña rusa, por más que queramos guardar calma, respirar, meditar, hacer yoga, no comer ni beber demasiado, dormir más o menos, trabajar, leer, escribir, o simplemente contemplar, resulta complicado. La energía está fuera de nosotros por nuestra poca tolerancia a la incertidumbre y el hecho de saber que nuestra vida puede estar en peligro. La pandemia es encierro, el encierro sobrevivencia.


21.4.20

Día 1 observando el encierro

Hoy empezó formalmente la cuarentena en fase 3 y no se cómo lo registró mi inconsciente, a pesar de estarla esperando, si no con ansias locas, sí como una forma de acercarnos a lo peor de la pandemia. Momento que, como lo hemos visto en otros países, que incluso ya están de salida, han alcanzado la cúspide de su curva con miles de contagios y muertes. México no será la excepción de esta asincrónica contingencia global.
Hoy decido escribir nuevamente después de un letargo de meses, años quizá, una entrada diaria en este blog, una entrada diaria a manera de diario del devenir de mi encierro en época de covid.


https://drive.google.com/uc?export=view&id=1GzFXTm-rdXUPFqLZDNPKegI-PzJv0omz

25.10.19

me cuesta tanto darme cuenta que ya no estás aquí

Ayer estaba buscando unas fotografías de Spinoza para subirla a la nota que estaba escribiendo, me acordé que tenia unos Cd's en algún lugar del cubículo que ocupo en la universidad. Los encontré en una bolsa de plástico dentro de una gaveta, algunos traían fecha, otros nada. Empecé con los más viejos, 2004-BCN, ponía en mi letra, lo metí en la PC (único lugar donde puedo abrir un DVD-CD) y al abrirse fui directo a las fotos, le doy click y cuál fue mi sorpresa, unas fotos de amigos, de mi hermano y mías. Me tardé en reaccionar, presente, pasado, México, Barcelona, cuánto tiempo de ello, qué estaba haciendo ese año y porque ahí, y especialmente dónde está mi hermano ahora. Todos esos pensamientos en muy poco segundos. Dejé de respirar como normalmente hago cuando me impresiona algo, que últimamente es más seguido de lo que quisiera, de ahí mis constantes ataques de ansiedad. Sentí la punzada en el pecho, estaba entre clase y clase, trabajando en mi cubículo y pronto debería volver al salón. Al tiempo, estaba escribiendo por guats up con una de las amigas que salía en esa foto porque era su cumpleaños. Rápidamente reaccioné y subí tres fotos de éstas a Fb con una nota que decía "un regalito para...". Lo único que se me ocurrió en vez de ponerme a llorar, fue compartir la sorpresa de verme, vernos, verlo tan joven, tan fresco, tan risueño. Reconocerme, reconocemos en esos años de complicidad migrante. Al poco tiempo recordé que en octubre de 2004 volví a Barcelona a entregar la tesina del master, y ahí estábamos todos los que años atrás habíamos convivido como una gran familia de migrantes, mexicanos, italianos, alemanes, compartiendo a diario las calles, cafeterías, bares, parques de Barcelona. Sentí felicidad de tener esos recuerdos, de conservar las fotografías. Hoy las vuelvo a abrir, ya no en el cd que se quedó en el cubículo, sino en la copia que subí al dropbox, desde mi casa, mi escritorio, desde donde giro la cabeza siempre a la izquierda para ver tu foto que decidí tener en mi altar. Veo tu foto en la computadora, veo tu foto en el altar y me cuesta tanto darme cuenta que ya no estás aquí.



24.10.19

Potencia de obrar, capacidad de afectar y ser afectado

Me levanté pensando cuál sería la entrada de hoy, en este nuevo capítulo de escribir a diario en este espacio, y mientras caminaba con Ramona, conectada al audiolibro, una distracción que ocupa mis largos paseos diarios desde hace unos meses, me decidí a escribir sobre las tecnologías digitales, pero nada más llegar al salón de clases y abrir, otra vez, la parte tercera de la Ética demostrada según el orden geométrico de Baruch Spinoza, prefiero hablar de esto que se me olvida cada tanto: la potencia de afectar y ser afectado.

A Spinoza lo conocí hace algunos años, gracias a una ex-novia spinoziana, con quien además hice un viaje a Amsterdam y cercanías para conocer las casas en las que vivió el filósofo holandés del siglo XVII (aquí escribí parte de eso: https://lagallinapatuleca.blogspot.com/2013/08/dia-146.html), y desde entonces lo cito cada tanto, y lo leo menos de lo que debería.

Spinoza desarrolla una metodología de explicar la ética a partir de hacer conjuntos y subconjutos de los afectos, como queda demostrado en esta tercera parte, específicamente en la "Definición de afectos" (pp. 284-303), es así que vamos a tener dos afectos primarios (alegría y tristeza) que combinados con otros secundarios, nos permite definirlos en función de nuestra capacidad de afectar y ser afectados (afectos como verbo y sustantivo), por ejemplo:

alegría = [paso del hombre a una mayor perfección]

tristeza = [paso del hombre a una menor perfección]

____________________________________________

amor = [alegría (mayor perfección) acompañada de una causa exterior]

odio = [tristeza (menor perfección)  acompañada de una causa exterior]

y así con otros afectos como esperanza-miedo, satisfacción-insatisfacción, seguridad-desesperación, etc.

Cunado lo leí, o me lo explicaron por primera vez, inmediatamente pensé que se acercaba tanto al pensamiento budista de los apegos y a la deconstrucción derridiana, lo seguí trabajando con detenimiento, tratando de encontrar los puntos de intersección entre filosofías y pensamientos disímiles en el tiempo y en la geografía, y tengo pendiente hacer una exégesis de ello, quizá para mi jubilación.

Lo interesante de Spinoza es cómo y cuándo explicarlo. Este año, que no ha sido particularmente mi mejor año en el sentido de productividad académica y docente, vi mermado mi deseo de dar clases, resultado de una depresión de duelo, así que inicié con bastante desinterés este semestre, lo cual se notó en el salón de clases.

Introducción a la filosofía es una signatura que nunca había impartido y como tal pensé que sería de gran interés para muchos, mi sorpresa fue que es una materia comodín para varios, así que me enfrenté a un grupo mucho más desigual de los que ya estoy acostumbrada, estudiantes de ingeniería, comunicación, sociales, historia, y quizá uno de filosofía perdido por ahí.

Pasaron las semanas, disminuía el número de estudiantes y mi interés por terminar el semestre satisfactoriamente. Un lunes desistí de dejarles lecturas de filósofos y cambié la dinámica del curso. Pensé que no les dejaría leer ningún otro filósofo y les hablaría de cualquier cosa que sé y puedo explicar muy bien, hasta que Spinoza volvió a aparecer.

En algún momento de estas semanas les expliqué el cambio de la dinámica y el por qué, y les dije que sería su Sherezada, cada sesión sería distinta y yo me encargaría de que ellos se quedaran picados con la temática. Un esfuerzo doble de perfomance pedagógico que hasta ahora ha tenido mejor resultado y respuesta.

La sesión pasada hice un salto cuántico entre un texto de Mujica que lleva por título "La felicidad es garantizarse tiempo para cultivar los afectos", así que expliqué someramente porqué Spinoza habla de alegría y no felicidad, cuáles serían las diferencias entre la felicidad occidental-neoliberal y la alegría spinoziana, mientras un estudiante bromeaba a modo de queja de lo afectado que se siente con mis clases. Inmediatamente pensé en la clase siguiente, la de hoy, donde nos pusimos a leer la definición de los afectos spinozianos en el salón.

La respuesta fue inmediata, ojos abiertos, comentarios varios, autopoiesis. Salí gozosa, logré mi cometido de ser su Sherezada y recordé lo importante de estar consciente de la potencia de afectar y ser afectado cuando eres docente, una vocación que no cambio por nada.





23.10.19

Fetiche de los cuadernos-diarios-libretas

No he dejado de escribir en estos meses, aunque esta vez el período de ausencia de escritura en este espacio fue más largo porque se juntaron varios eventos, especialmente personales, pero también porque en algún momento decidí no dejar huella aquí, pues todo lo que sea público deja de ser INÉDITO y eso me impide participar en concursos de escritura.
No sé en qué momento pensé que era buena idea participar de eso, pero me mantuvo un tiempo bastante largo lejos de este blog al que tengo tanto cariño. Seguí escribiendo en privado, volví a los cuadernos, pero los cuadernos tienen esa virtud de no ser públicos por pudorosos.
El cuaderno-diario arrastra el trazo de quién no quiere decir nada y termina diciéndolo todo en una letra horrible (de receta de doctor) hecha a propósito para evitar que cualquiera acceda a ellos. Por lo menos así he escrito en el último año, en un cuaderno azul, de pasta dura, con hojas lisas (no soporto los cuadernos de rayas, mucho menos de cuadros) tirándole a crema, donde la tinta de la fuente no se transparenta de página en página, una virtud de las Moleskine, que no son nada baratas, y por ello la escritura abigarrada donde no se desperdicia ni un espacio en blanco.
Desde muy chica, y esto creo que ya lo dije en algún momento por aquí, escribo, empecé en los yesos de las extremidades que me imposibilitaban a estar en la calle cada vez que me fracturaba. Después llegaron las libretas, donde apuntaba mis dramáticas soledades de adolescente al no ser correspondida por quien(es) me gustaban. Luego se me juntaron los cuadernos de mis estudios de posgrado y finalmente los cuadernos varios de apuntes diversos, muchos donde hago resúmenes de mis filósofos favoritos.
A diferencia de este espacio que acumula lo escrito en casi doce años y da cuenta de mis avances en la escritura creativa, pero no ocupa espacio en mi biblioteca, hace tiempo decidí no tirar ningún diario-cuaderno-libreta, aunque me esté llenando de papel y ya no tanto de libros. No sé si algún día los leeré pero no está de más dejar la memoria escrita de quien he sido.


17.3.19

Mi lucha es seguirte amando aunque ya no estés

En la noche del lunes recibí esa llamada que nunca es bien recibida. El inicio de un viaje comenzaba. Mi hermano, el menor, había muerto en su casa, en Oaxaca. Nunca una muerte tan cercana y dolorosa había tocado mi puerta. Lo primero que dije fue que era broma, luego que era un idiota. Lloré. Hice la maleta y se lo comuniqué a mis padres. Nunca una tristeza tan grande como la de una madre por la muerte de su hijo. Algo que no experimentaré pero lo puedo vivir con el dolor y paradójicamente con su fortaleza para sobrellevar lo que inicia con su partida.
Arturo, mi hermano, era mi consentido, como del resto de mis hermanas, de sus amigas, de sus colegas. Arturo era mi debilidad y mi antagonista. Los últimos años la pasamos a la distancia con una relación de desacuerdos constantes, pero cuando nos encontrábamos se nos iluminaban los ojos. Nos amábamos y nos cuidamos también a la distancia. Esta vez no lo pude hacer, como lo hice tantas veces de niños, hasta que decidió volar solo. Esta vez se fue para siempre y solo me queda su recuerdo.
Después de vivir en varios países, de trabajar en publicidad para varias compañías, Arturo decidió jubilarse y emprender el proyecto cúspide de su carrera. Agrado Guest House, más que un hotel en Oaxaca, una casa de huéspedes, un centro cultural, un espacio de hospitalidad para quienes están de paso. En poco tiempo le dio forma, identidad, le impregnó su personalidad. Logró lo que se propuso y logró ganarse el corazón de muchos como lo hizo en las distintas ciudades donde vivió.
Arturo fue mi cómplice y mi aliado, a veces hasta cuándo nos íbamos de fiesta, pero yo siempre he sido más aburrida, como él decía, ya sabía que cuando me iba a dormir no había vuelta atrás, él no, él vivía cada día como si fuera el último y ese último día también llegó.
Cinco días después de su muerte escribo esto en el lugar que era su casa y también en el lugar donde encontraron su cuerpo. Escribo una carta de despedida para quien ya no está, ironías. Una carta para mitigar el duelo, para acallar la tristeza, para dejarte ir.
Con tu partida he decidido no enarbolar más que la bandera de la justicia porque ambos entendíamos que nuestra homosexualidad nos pertenece a nosotros, nuestras luchas son todas y a todas hay que apostarle con el corazón abierto. Mi lucha ahora es lograr que se esclarezca tu homicidio. Mi lucha es seguirte amando aunque ya no estés.

Hasta pronto, Artur!
Roxana








14.6.18

Relación abierta, relación cerrada, poliamor o soltera: pros y contras

Para avanzar, debes dejar a tu espalda 
muchas cosas que la mayoría 
de la gente no está dispuesta a abandonar.
Jane Bowles.


Por una u otra circunstancia he tenido un intento de estas cuatro variantes de relaciones: abiertas, cerradas, poliamorosas y conmigo misma (soltera). Algunas fueron pensadas, reflexionadas, habladas con mis parejas y las otras se dieron, como se da un enculamiento de un día para otro. Ves pasar a la persona y piensas que no la tienes que dejar ir, aunque sea por una noche que, normalmente, se prolonga más, sin llegar a ser una relación. No siempre he estado del lado de quien propone, que hace realidad sus fantasías, a veces me ha tocado "ganar" y otras "perder"; es decir, "dejar" y "ser dejada". Eufemismos de como se piensa la dinámica en una relación binómica en las monogamias (e incluso en algunas poligamias) que son necesarios deconstruir.
La última vez que me relacioné con alguien, desde el día uno le indiqué que, derivado de mi historial afectivo-amoroso, y mi curiosidad ontológica, me interesaba construir una relación no binómica de posesión, sino de autonomías múltiples; es decir, una relación entre dos personas que comparten un proyecto personal de vida entre sí, al tiempo que pueden confiarse sus deseos sexuales como fantasías y como realidades, bajo ciertos mínimos de respeto y cuidado con las personas involucradas que se estipulan entre ambas (de hecho no existe una fórmula, cada pareja es distinta y cada pareja debe estipular lo propio).
Después de ocho meses, regresaba de un sabático-celibato en el extranjero, quería poner en práctica la teoría que en ese momento estaba trabajando: la noción de hospitalidad e incondicionalidad. Me pareció que estaba preparada (y lo sigo creyendo) para echar a andar un proyecto de esta envergadura. Al día uno que pise México me conecté a Tinder, conversé con varias al mismo tiempo, primer ejercicio de pensar una relación abierta y/o poliamorosa, con algunas no daba ni tiempo de llegar a plantearles la diferencia entre uno y otro esquema, otras preferían no seguir la conversación porque les interesaba la monogamia tradicional: relación cerrada, cuyo principio rector sigue siendo la fidelidad.
Cada vez que pienso en la fidelidad, esquema que no practico, recuerdo cuando Diego Rivera le dice a Frida Kahlo que no le es fiel, le es leal. Y por ahí creo que se debe empezar cualquier relación, incluso con una misma. Ser leal con lo que queremos y luchar por ello debe ser nuestra principal motivación afectiva-amorosa en cualquier encomienda.
Al poco tiempo de estar en Tinder me topé con una que llevaba algunos años incursionando en relaciones abiertas/poliamorosas, conectamos inmediatamente, nos conocimos, vivimos juntas y nos separamos antes de cumplir los dos años. El motivo: ella tenía una relación poliamorosa y me lo dijo seis meses después de vivir juntas. Aquí es donde sí importa la claridad de los términos (a continuación defino cada uno) en cada relación.
Antes de continuar, me interesa precisar que pensar en abrir o no una relación, no tiene nada que ver con los feminismos autónomos lésbicos o como quieran llamarles, es una condición ontológica que experimenta cualquier persona de cualquier género y cualquier sexo. Y lo peor que se puede hacer cuando alguna de las personas involucradas quiere abrir el tema en la relación es darle carpetazo aludiendo a que "ya no se junte con esas feministas". Me ha tocado escucharlo incluso de las mismas feministas. Vamos quitando etiquetas a las existencia misma.

Ahora sí, vamos con los pros y contras de estos cuatro esquemas de relación:

1. Relación cerrada: es la relación heteronormativa más convencional y menos cuestionada de la sociedad que reproducen tanto homosexuales como heterosexuales. Es apta para casi cualquier tipo de persona que crea en el ideal del sistema económico basado en tres fuentes: patrimonio, parentesco y familia, y por ello es que preferentemente se firma un convenio denominado matrimonio. Se requiere compromiso, el que se adquiere en palabra, ya sea en nombre de dios o en nombre de la ley; fue pensada para perpetuar la especie de forma moralmente controlada; a veces se confunde con dependencia (económica o emocional), y es muy probable que dure hasta que la muerte les separe. Aunque este esquema parece que cae en desuso, es cada vez más extraño de encontrar parejas monógamas, he de decir que admiro a personas, como mis padres, que casi cincuenta años después de conocerse siguen juntos.
2. Relación abierta: puede tener algunos principios básicos de la anterior, especialmente el ideal económico basado en esos tres pilares (patrimonio, familia, parentesco), y normalmente es solo una persona quien la práctica, lo que se conoce como la "casa chica". No está por demás decir que en esta situación ventajosa para una persona, se lastima a varias más. Esto es lo que normalmente se conoce y practica como relación abierta, evidentemente no es la que yo practico ni propongo. Para mí la relación abierta empieza hablando el tema, el deseo sexual de estar con otras personas, llegando a acuerdos, cerrando la posibilidad de la misma relación cuando no se está en condiciones para hacerlo, sin juzgar, porque lo que debe primar entre quienes se comprometen, es el proyecto de vida compartido, que no necesariamente se vincula con lo económico, sino con lo ontológico.
En este sentido, para lograr esta relación, sin duda, se parte de, en primer lugar, mucho amor a una misma, que se puede entender incluso como autorealización, ninguna intención de poseer ni dominar ni controlar a la persona amada, y ser incondicional, hospitalaria y generosa con el proyecto compartido (no necesariamente con la persona). Una vez que se cumple con lo anterior es posible abrir la relación a terceros que pueden ser amantes en turno o relaciones más largas y compartidas, que se denominan poliamorosas.
3. Relación poliamorosa: a veces se explica una relación de este tipo cuando alguna integrante de la pareja tiene otras relaciones afectivas (no solo amantes), de forma atemporal y concomitante con quien, en un principio, decidió formar una relación, asumir un compromiso de proyecto de vida y compartirlo con alguna tercera.  Evidentemente, esta relación debe cumplir con los principios mencionados en la relación abierta (amor propio, autorealización e incondicionalidad), y por ello se debe partir de informar a las partes involucradas la intención de la relación, el tiempo de la misma y, nuevamente, pactar, hablar sin juzgar, cuando la relación polígama no da para más, sin importar las razones de quien lo proponga. A veces, este ejercicio se realiza sin informar a una de las partes involucradas por inseguridad, desconfianza o deslealtad con el proyecto compartido, lo que merma la posición de alguna de las involucradas y es casi imposible que se pueda continuar con la relación. Esta relación  es muy poco común en la práctica, aunque las relaciones de amigos, casi todas, caen en este tipo de afectividades, sin pasar necesariamente por la relación sexual.
4. Soltera: esta relación con una misma puede ser decidida de forma consciente o autoinmpuesta, normalmente aprendemos a estar solas por necesidad, no por convicción, y cuando lo logramos lo hacemos bastante bien. Para un mayor disfrute de nuestra soltería (no de nuestra soledad) lo óptimo sería no anhelar lo que te ofrece la relación cerrada y construir lo que te obliga la relación abierta o poliamorosa: una conciencia ontológica del afecto y el amor incondicional.

Concluyo, no hay fórmula escrita que funcione para nadie, ninguna relación es igual a la anterior, se aprende sobre el ensayo y el error, se puede regresar siempre al esquema cerrado si nos genera ansiedad la aventura y el trabajo analítico de una misma, o cuando sexualmente estamos plenamente satisfechas con una sola persona, eso no impide que se plantee una relación abierta al diálogo-escucha atenta y respetuosa de las necesidades de cada involucrada al interior de la pareja, eso es vital para el éxito de cualquier relación en la vida.

9.6.18

Karma 

Ya estoy instalada en la casa de mi amigo, un cuarto pequeño, pero diría la Woolf, propio. Estoy tranquila, supongo que no termino de asimilar, muchas gracias al apoyo cercano lejano, presente, de ustedes, mis amigues, primera vez de mis tantas separaciones que me siento muy acompañada, si el karma existiera lo definiría como aquello que aprendes de ti en cada cambio de casa.