2.8.13

Día 146. Día de Spinoza

De Ámsterdam a La Haya

Este viaje estaba pensado para conocer las casas de Spinoza. Un filósofo que recién acababa de empezar a leer y me había cautivado especialmente por su glosario de los afectos. Algo inusual en la escritura de los filósofos que estaba acostumbrada a leer. Una cuestión, me parecía, de exceso didáctico para la complicación de su propia puesta en escena epistemológica.

La mayor parte de los que han escrito acerca de los afectos y la conducta humana, parecen tratar no de cosas naturales que siguen las leyes ordinarias de la naturales, sino de cosas que están fuera de ésta. Más aún: parece que conciben al hombre, dentro de la naturaleza como un imperio dentro de otro imperio. Spinoza

El recorrido empezó en La Haya, una ciudad cosmopolita, como es Ámsterdam, donde se han dado cita los grandes organismos internacionales para pensar el devenir del mundo o, por lo menos, eso hacían después de terminar la segunda guerra mundial. Lo que nos quedó claro desde que llegamos es que saber andar en bici es necesario, de otra forma no se disfruta igual.


La Haya. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.


En el mapa buscamos la dirección de la casa donde murió y vivió Spinoza (1632-1677). Esperando encontrar una casa-museo, como estamos acostumbradas a visitar en México de gente ilustre, nos topamos con una casa cerrada. Solo con cita se puede visitar, pero como era verano no se podían hacer citas de un día para otro. FrustraciónSi ya en Amsterdam no habíamos tenido suerte para encontrar el espíritu vibrante de Spinoza en la ciudad, ahora nos topábamos con pared. 

XXXII. La frustración es un deseo o apetito de poseer una cosa, alentanda por el recuerdo de esa cosa, y a la vez reprimido por el receurdo de otras que excluyen la existencia de la cosa apetecida. Spinoza.


Casa de Spinoza. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

Me dediqué a deambular por la zona, mientras la interesada en Spinoza hacía los rituales de contemplación correspondientes. Mi sorpresa fue que un callejón de prostitutas desembocaba frente a la casa de Spinoza, el filósofo holandés que pensó en las pasiones desde una ética sin moral que sentara los principios de factibilidad para que los sujetos pudieran ser libres, se encontraba con su propia realidad siglos después. Ironías de la filosofía.


Ironías de la filosofía. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

La mujer que se alcanza a ver en la imagen asomando la cara empezó a gritarme cuando vio que, como voyeurista que siempre he sido, observaba la dinámica en el callejón. Estos lugares me fascinan y me hubiera aventurado si hubiera visto más mujeres por ahí, pero es cosa de hombres. Hombres de todo tipo, de toda clase, algunos iban por droga, otros por sexo. ¿La mujer que me observaba, como yo a ella, sintió vergüenza o  temor?

XXXIX. El temor es el deseo de evitar, mediante un mal menor, otro mayor, al que tenemos miedo. Spinoza.

Tuvimos que abandonar la escena rápidamente porque inmediatamente salió el regenteador a encararnos. Pero ni él ni nosotras hablábamos el mismo idioma, por lo que nos subimos a la bici y seguimos con nuestro recorrido. Todavía nos faltaba una parada más. Esperábamos tener mejor suerte.

XII. La esperanza es una alegría inconstante, que brota de la idea de una cosa futura o pretérita, de cuya efectividad dudamos de algún modo. Spinoza.

Leiden, Países Bajos. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

 De La Haya a Leiden 

Después del medio día hiciemos el viaje de La Haya a Leiden en busca de la otra casa de Spinoza, en la que vivió entre 1661 y 1663. Esta casa sí es un museo y estaba abierta. Lo malo es que nos tardamos en llegar a ella porque no había mucha información al respecto. Dimos varias vueltas en círculo y no fue hasta que le preguntamos a un hombre, que iba pasando frente a nuestra desesperación, que nos indicó dónde quedaba.

XV. La desesperación es una tristeza que surge de la idea de una cosa futura o pretérita, acerca de la cual no hay causa ya de duda. Spinoza
Casa de Rijnsburg. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

Spinosalann es una casa del siglo XVII. Una pequeña casa de dos pisos y un jardín con plantas verdes y un busto del filósofo holandés escondido entre la maleza. En la casa se reguardan algunos libros que, se supone, pertenecieron a Spinoza. Digo se supone porque durante la Segunda Guerra Mundial fueron decomisados por el gobierno alemán y tiempo después donados a esta pequeña casa perdida en una zona habitacional de Rijnsburg, un pueblo que era intelectualmente famoso durante la época de Spinoza, ahora no es ni su sombra y puedo decir que hasta tristeza da ver tan poco entusiasmo por un filósofo tan importante en su país. 

Ejemplares de Spinoza. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.
Anotaciones. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

Otras anotaciones. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

En el segundo piso de la casa se encuentra el libro de visitantes. Me dediqué a ojearlo con la intención de saber si Derrida había estado ahí, si tenían esos códigos de complicidad, como los tuvo con Levinas. Pero no, no encontré su firma. Me asombró, en todo caso, encontrar la de Einstein. Y obviamente no perdí la oportunidad de dejar la mía con la ilusión de que si en algún momento me convertía en una intelectual famosa, quedara huella de mi paso por ahí.

IV. El asombro consiste en la imaginación de alguna cosa, en la que el alma queda absorta porque esa imaginación singular no tiene conexión alguna con las demás. Spinoza.

 

Praeses Honorarius. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

Terminamos la visita. Tomamos las fotos necesarias para el archivo. Regresamos a Amsterdam.

Spinoza. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.

El contento de sí que me dejó esta visita, a pesar del cansancio, me permite concluir dos cosas:

1. Spinoza tuvo el oráculo del ser, pero quizá no hemos logrado transformar nuestras pasiones en acciones.

Así pues, si podemos ser causa adecuada de alguna de esas afecciones, entonces entiendo por «afecto»una acción; en los otros casos, una pasión. Spinoza

2. La verdad no nos hace mejores pero libera...

XXV. El contento de sí mismo es una alegría que brota de que el hombre se considera a sí mismo y considera su potencia de obrar. Spinoza.

Pd. El glosario (definiciones) de los afectos de Spinoza se encuentra en la parte tercera de la Ética y estos, a su vez, no se explican del todo si no se consideran el deseo, la alegría y la tristeza. Una metáfora de los colores primarios en el conjuro de una teoría de conjuntos spinozista. En este sentido:

I. El deseo es la escencia misma del hombre en cuanto es concebida como determinada a hacer en virtudde una afección cualquiera que se da en ella.

II. La alegría es el paso del hombre de una menor a una mayor perfección.

III. La tristeza es el paso del hombre de una mayor a una menor perfección.

Spinoza. Roxana Rodríguez Ortiz, 2013.