Me sorprenden varias cosas no sólo de la película, en general de la noche de anoche:
1. Hace unos meses que no iba a la cineteca, sentí placer y gozo saber que existen esos espacios públicos perdidos en la ciudad (aunque la remodelación salió muy cara y todavía está en obra la construcción).
2. Después de regresar de Berlín y vivir varios días en la burbuja de la ciudad de Peter pan (vean oh boy! También del ciclo de cine alemán), espacios como la cineteca me recuerdan ese estado de ciertas personas que no tenemos prisa por vivir o somos afortunadas de tener tiempo libre y disfrutamos una película al aire libre o esperamos dos horas para ver la película que perseguimos desde que nos enteramos que ya estaba en cartelera.
3. A Hannah Arendt la conocí (lei) cuando estudiaba el master, al principio no le hice mucho caso porque sólo era la figura de la amante de Heidegger, a quien empecé a leer por Derrida, pues en varios de sus libros se refiere a éste, sobre todo en uno llamado Aporias, donde habla de la muerte del ser. De Arendt me enamoré tiempo después, en uno de los varios viajes que he hecho a Barcelona compré varios de sus libros, una biografía y la correspondencia que mantuvo con su profesor y amante durante varios años. Los devoré, los guardé en mi librero y los consulto de vez en vez. Al poco tiempo dejé de idolatrarla como persona y la empecé a admirar como filosofa. Ahora es lectura obligada en varias de mi clases y seminarios y una referencia constante en mis investigaciones, justamente en la parte que más le ocupó en sus últimos años: la violencia y el mal. A Heidegger lo dejé de leer. A Derrida lo sigo leyendo a diario (como buena groupie).
4. La película es ilerante, fluida, bien lograda. La actriz que hace el papel de Arendt logra retratar esa parte de la constante necesidad de reflexionar, pensar, contemplar de la filósofa alemana. En una entrevista que le hicieron en los años setenta en su casa y en su casa de campo es posible advertir parte de esta característica vital. Quizá lo que es menos evidente es el parecido físico: la Arendt de la película es mucho más guapa que la Arendt de la vida real.
5. El juicio, la crítica al sionismo, las preguntas constantes al sistema, a la institución, a la legalidad en el país que la acogió después de 18 años de no tener ciudadanía ni nacionalidad, al perder sus papeles en el exilio, durante el tránsito de Alemania-Francia-EUA, fueron lo primero que me llamaron la atención de la agudeza mental de la Arendt filosofa. El guión de la película transmite la inteligencia y fortaleza espiritual, casi estoica, de esta mujer, como también transmite la segregación que vivió por su gente, sus amigos, lo más preciado para alguien que decidió no tener comunidad de sangre ni de religión, más que con los que estuvieron siempre cerca de ella.
6. El mal es superfluo dice Arendt en la película, no necesariamente es parte de la condición humana, porque los que no piensan y sólo obedecen, como Eichmann, no saben que están haciendo mal. La gran incógnita del juicio es saber si Eichmann estaba consciente de ello o era sólo el performance. Al final es juzgado y colgado: exacerbación del castigo de un sistema punitivo sobre otro más punitivo.
7. Conclusión: Arendt se murió pronto pero fue una visionaria. Cuestionar a su comunidad, la judía, le costó la vida, pero no erró en ello. Cómo debemos juzgar nosotros al pueblo judío con respecto a las masacres que ha propinado en el pueblo palestino? A quien debemos colgar por las muertes que el pueblo [cualquiera que haya incurrido en genocidio] ha cometido contra su propia comunidad o con la comunidad del otro? Se me ocurren varios nombres, incluso en mi país, pero eso no resuelve el dilema del mal. Arendt lo sabía pero no nos dejó la respuesta.
http://www.youtube.com/watch?v=dsoImQfVsO4
Eichmann en Jerusalén de HAnnah Arendt, libro en pdf: http://db.tt/kQQLV9cP
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