23.10.19

Fetiche de los cuadernos-diarios-libretas

No he dejado de escribir en estos meses, aunque esta vez el período de ausencia de escritura en este espacio fue más largo porque se juntaron varios eventos, especialmente personales, pero también porque en algún momento decidí no dejar huella aquí, pues todo lo que sea público deja de ser INÉDITO y eso me impide participar en concursos de escritura.
No sé en qué momento pensé que era buena idea participar de eso, pero me mantuvo un tiempo bastante largo lejos de este blog al que tengo tanto cariño. Seguí escribiendo en privado, volví a los cuadernos, pero los cuadernos tienen esa virtud de no ser públicos por pudorosos.
El cuaderno-diario arrastra el trazo de quién no quiere decir nada y termina diciéndolo todo en una letra horrible (de receta de doctor) hecha a propósito para evitar que cualquiera acceda a ellos. Por lo menos así he escrito en el último año, en un cuaderno azul, de pasta dura, con hojas lisas (no soporto los cuadernos de rayas, mucho menos de cuadros) tirándole a crema, donde la tinta de la fuente no se transparenta de página en página, una virtud de las Moleskine, que no son nada baratas, y por ello la escritura abigarrada donde no se desperdicia ni un espacio en blanco.
Desde muy chica, y esto creo que ya lo dije en algún momento por aquí, escribo, empecé en los yesos de las extremidades que me imposibilitaban a estar en la calle cada vez que me fracturaba. Después llegaron las libretas, donde apuntaba mis dramáticas soledades de adolescente al no ser correspondida por quien(es) me gustaban. Luego se me juntaron los cuadernos de mis estudios de posgrado y finalmente los cuadernos varios de apuntes diversos, muchos donde hago resúmenes de mis filósofos favoritos.
A diferencia de este espacio que acumula lo escrito en casi doce años y da cuenta de mis avances en la escritura creativa, pero no ocupa espacio en mi biblioteca, hace tiempo decidí no tirar ningún diario-cuaderno-libreta, aunque me esté llenando de papel y ya no tanto de libros. No sé si algún día los leeré pero no está de más dejar la memoria escrita de quien he sido.


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