23.1.15

La intimidad del cuerpo

Sigo con el monotema de vestidores. Me sorprende que las mujeres, desde las más jóvenes hasta las más mayores, oculten su cuerpo. Un cuerpo trabajado y en muchos casos bastante más firme que el común denominador. 
Las mujeres que veo andar por las regaderas y los vestidores supongo, porque no he visto a una completamente desnuda, que tendrán menos grasa corporal que yo por las rutinas de ejercicio a las que se someten diariamente. Creo que tengo más celulitis que ellas; sin embargo, la toalla es su mejor aliada para ocultarse. Lo que no entiendo es porqué lo ocultan, porqué se ocultan. 
Para entrar a la alberca, por ejemplo, se enrollan la toalla arriba del traje de baño y al salir lo mismo, aunque los baños no son mixtos y están bien delimitadas las entradas de "hombres" y "mujeres", e incluso cuando no tenemos que salir a la intemperie, por aquello que les de frío... 
La gran mayoría de ellas se pone la ropa interior en las regaderas, la sola idea de pensar en ponerme ropa cuando todavía estoy húmeda o el ambiente es húmedo me descoloca. Otras hacen marabares en los pasillos para ponerse la crema en todo el cuerpo sin quitarse la toalla que tienen enrollada de los pechos a las nalgas, de igual forma se ponen la ropa interior, sin perder el estilo y mucho menos la posición de la toalla (lo mismo cuando se desvisten). 
Las más tímidas o conservadoras (si se les puede llamar así) esperan a que se desocupe uno delos dos vestidores para encerrarse en ellos (yo también lo he usado, solo cuando los pasillos están llenos). 
Es tan rígida su relación con el cuerpo que en momentos me he sentido incómoda al untarme crema en el cuerpo completamente desnuda con cinco o seis mujeres que hacen marabares alrededor mío para tratar de ocultar, no sé si sus senos, sus nalgas, la celulitis, las estrías, las cicatrices, todo aquello que nos hace mujeres. 
Todo esto que describo no tendría que sorprenderme, incluso debería estar acostumbrada y quizá ocultarme como ellas dada nuestra cultura de doble moral, donde la mujer recatada es la buena madre que se sacrifica por su familia... Blablabla...
Lo que me llama la atención es que aunque el cuerpo se esconda, se tiene el fetiche de la sugerente ropa interior. Es una incógnita: porqué no se pueden desvestir de cuerpo entero pero sí pueden valorar la poca ropa que cubre sus partes "más íntimas". Creo que el sentido de la seducción está pensado hacia el otro y no hacia una misma. De ahí que la intimidad se entienda y se viva como ocultar, ocultar el deseo, jugar a ser el objeto de deseo. Una fórmula que funciona bastante bien en nuestra sociedad. Quien tiene el poder es quien lo esconde en los artilugios de la seducción.
Debo reconocer que me da flojera esta actitud y creo que si tuviéramos la capacidad de vernos de cuerpo completo, desnudas en la totalidad, erradicaríamos muchos de los problemas sociales actuales. La intimidad del cuerpo es y será una forma falocentrica de controlar incluso a las mismas mujeres que se precian de su recato.

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