Mi sanadora oficial me dijo el otro día que por fin había tocado fondo.
La miré con extrañeza, casi preguntando, cuántas veces en la vida una debe tocar fondo? E inmediatamente inicié un recorrido por lo que en ese momento me cruzaba la existencia:
Cada vez que termino una relación?
Cada vez que siento una gran tristeza?Cada vez que me doblego ante las mezquindades ajenas?
Después dijo, finalmente habrás decidido lo que quieres hacer. Balde de agua fría! No digo nada, porque creo que hasta me lee los pensamientos, y en mi soliloquio me contesto casi a gritos: si no estuviera confundida no estaría aquí.
Hacemos el ritual de la sanacion, veo la luz dentro de mi cabeza y salgo reconfortada...
Días después observo nuevamente mis manías, especialmente esa de tener un celular que solo suena en horario laboral y para cosas de trabajo. El resto de las horas, los fines de semana, soy yo quien lo observo por horas, quizá algo nuevo en Twitter, seguro un mail interesante, de alguna amiga lejana (de esas con las que escribo una vez al año). Nada, paso a Instagram, por lo menos una foto cálida, la sonrisa de un amigo. Nada, he borrado a casi todos mis contactos que tenía de la universidad porque me recuerdan a mi ex. Me he aislado pienso con pánico. No importa, me digo a mi misma, ya pasará, mientras sigo actualizando el Twitter cada segundo.
Eso sí, el Facebook no lo he abierto desde que me di de baja hace casi un año. Tengo una fecha para regresar de nuevo a esa gran comunidad, pero todavía no es el momento.
El otro día vi un Twitter que decía que en Facebook está concentrada el 80% de la comunidad mundial, muy por encima de China. Me sentí como Robinson Crusoe, pero aún así no cedí a la tentación. Soy de ideas fijas... Respiro profundo.
Tampoco he cedido a la tentación de stalkear, no tengo la costumbre, aunque lo hice un par de veces hace unas semanas cuando me topé con alguien. Se acabó pronto el gusto y la di de baja, como a otras muchas personas de mis contactos en Twitter.
Lo que sí hice fue bajar una aplicación de ligue, también me duró un par de días el gusto. Nada como mirar de frente a los ojos, soy una romántica... Trato de convencerme que no hay nada mejor que un encuentro casual para no ceder ante la adversidad...
Lo que sucede es obvio, después de casi diez años de relaciones varias, estoy en estado de abstinencia: me cuesta trabajo concentrarme en sentir lo normal de una separación porque ya no recordaba lo que eso implica. Ahora, como dijo mi sanadora, he tocado fondo, pero como las leyes naturales lo demuestran, el cuerpo que no pone resistencia sube solo a la superficie.
Eso significa que en algún momento, sin darme cuenta, desaparecerán mis manías, dejaré de sentir tristeza y me asomaré a la calle para encontrar de nuevo mi camino. Por ahora escribo para que mi mente descanse de sus propias manías.
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