26.5.09

Tiempo libre

Llevo un par de semanas en la inercia de la inactividad intelectual que me tiene sorprendida porque siempre estoy elucubrando actividades para mantener mi cerebro ocupado. He de reconocer que esta es la primera vez que me reconforta dicha situación: no tengo dolor y no siento "culpa" ni "remordimiento" por no hacer, literalmente, NADA. Mi mente está distraída con banalidades: el programa de chismes de las seis, la camioneta que añoro comprarme y la competencia de las estacas. En estos momentos soy una completa autómata: me levanto a nadar, voy a la universidad, doy asesorías, espero que llegue la hora de comer, tomo café, veo la tele, ceno y me duermo hasta el día siguiente donde la rutina es exactamente la misma... Los budistas dirían que estoy empleando mal la teoría porque casi toda la vida nos la pasamos en stand by, el asunto es que por primera vez en mi vida soy consciente de lo maravilloso que es desprenderme de la presión de tener que producir, estudiar, investigar, trabajar. Claro que es abominable el pensamiento de "superación" y "éxito" que me ha forjado por más de 30 años, pero sería peor llegar a los 60 con la misma actitud. El asunto de todo esto, que es realmente el motivo de este texto, es que no puedo más, dos semanas son demasiadas para mí, ya no sé qué hacer con el tiempo libre; lo único que se me ocurre es decodificarlo, quitarle la etiqueta de "libre" y tomarlo como parte del cotidiano, donde no sólo los "afortunados" podemos hacer valer un derecho restringido en la sociedad contemporánea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario