9.9.13

Día 184

Cuando creo que estoy lista para dejar a Derrida (en un intento de autonomía filosófica similar al hecho de independizarse de los padres) me vuelvo a encantar con su escritura y repliego mis deseos de filósofa adolescente (en el amplio sentido de quien adolece). 

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Estoy revisando Aporías [alude a la muerte del ser en Heidegger e inicia con una hipérbole de la frontera de la propiedad y la frontera de la verdad. Tema crucial en el desarrollo de mi investigación en curso] y lo primero con lo que me topo es con la siguiente oración:

"Perder el tiempo sería perder el sólo bien del que se tiene derecho a ser avaro y celoso, el único y la propiedad, la única propiedad que cabría 'sentirse honrado de guardar celosamente' [citando a Séneca]". (18)

Leer esta oración en sabático me exime de mis culpas pasadas y presentes. Si en mi casa me hubieran regalado una tablilla grabada como la gracia de esta oración seguramente "mi deber ser" no sería tan dogmático.

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En tiempos presentes esta oración revoluciona el pensamiento voraz de los medios de producción. Y eso que Derrida no ha descubierto el hilo negro, sólo está citando a Séneca...

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