RRO/gallina/blog/00/2014
Redactar oficios también tiene su gracia, una escritura pulcra y refinada. Algunos escriben con grandilocuencia otros con cinismo, los menos con honestidad. Buscamos la tipografía, el interlineado. Escogemos el orden de importancia de los destinatarios, un anacronismo. La burocracia académica es pretenciosa pero tiene su oficio. Hay que aprender a usar los títulos nobiliarios porque la gente los prefiere, pocas veces sabe hablar en segunda persona, falta modestia que esconde el miedo a la confrontación o la falta de responsabilidad. El horario es lo único que se cumple con honestidad. A las seis las oficinas quedan en silencio; el mejor momento para trabajar porque el bullicio burocrático me apabulla, me desconcierta, es como un taladro que carcome las ideas. Falta creatividad, ingenio, voluntad y amor para ser burócrata. El oficio del burócrata debería ser lúdico como lo es redactar oficios en silencio.
C.c.p. Para quienes en silencio disfrutamos del espíritu creativo.
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