5.1.14

huellas

el mar es un cliché
casi siempre un paraíso
de los escritores
referencias constantes
epifanías
el mar es la musa
de muchos
y el letargo de otros
estuve en el mar
me revolcaron las olas
perdí el miedo
y deje mis sueños
para seguir las huellas
igualmente efímeras
del destino



Compras

Recorrer las estanterías
Un kilo de manzanas
Una papaya
Plátanos
Siempre lo mismo
Una canasta básica de alimentos
Una porción personal
Ahora agregué guayabas
Vitamina C
Pensé en sorprenderte
La sorprendida fui yo
Demasiado enojo
Difícil pensar en comprar para dos.

21.12.13

Decisiones

Los demonios de la libertad me acechan nuevamente. La seducción papalotea como un juego peligroso y sugerente. Incrédula asumí el deber ser como parte de mi originalidad. Falso. El deber ser sólo me permite vivir en sociedad y reconocer la alteridad. Sin ese candado moral sería una promiscua libertina combativa. Por el contrario, he decidido ser políticamente correcta.

18.12.13

Desdicha

El pensamiento abraza la noche que impávida se llevó el sueño. Reposar en la creatividad de las palabras ausentes de quienes se aman a pesar de la distancia. O es quizá a la distancia que se aman porque en la cercanía se repelen. Cuantos mitos alrededor de los quehaceres de la vida, cuanta desdicha circunscribe a los espíritus carentes de alegría. Cuán dichosos quienes libres se encuentran para decirse te amo. Una vez cada cien años dicen los budistas. Una vez cada cien años somos felices.

Chinelos

De niña me escondía atrás de mi madre cuando veía a los Chinelos, esos danzantes paganos asexuados con máscaras y vestimentas coloridas que brincan con cadencia y ritmo durante las festividades de carnaval. Mi madre me decía, ven, baila con ellos. Ufana me mantenía por miedo. No entendía por qué la fiesta, por qué la danza. De adulta me mantengo estoica en mis creencias. No me gustan los rituales, no me gustan las danzas. No me gustan los Chinelos, pero hoy me acordé de ellos.