26.1.16

#233

Voy entendiendo el hacer la práctica de yoga. Girar el músculo con la respiración y no con la fuerza. Escuchar la ley de la graved y no oponerse a ella. Moverse con la exhalación y no por inercia. Abrir los canales de energía con la respiración constante y consciente. Física cuántica en su máxima expresión. A veces los viajes no sabes a dónde te llevan. El instinto te ayuda a recorrer ciertos caminos que si no estuviéramos dispuestos a ello se cerrarían. Estoy contenta porque he podido reconocer ese lugar dentro de mi propia práctica. Estoy contenta porque muchos años después de mis primeras pesquisas de Oriente en busca de los maestros, encontré en Occidente a algunos que me están enseñando que la distancia es solo geográfica entre estos dos mundos, lo que realmente importa es la voluntad de querer reconocernos. De la sesión de ayer me quedo con dos cosas: 1) en la práctica no se fuerza al cuerpo ni a la mente, es contraproducente. Hasta ayer lo entendí después de semanas de salir adolorida, molesta, cansada. He de reconocer que perdí la flexibilidad corporal y mental con el paso de los años a pesar de que durante mi infancia hice gimnasia olímpica. Y en retrospectiva, me pesa un poco reconocer que mi propia noción de sobrevivencia me haya llevado a ser tan inflexible con el paso de los años cuando de niña no lo era. Necesito tiempo para abrazar ese esfuerzo. Afortunadamente, empiezo a sentir de nuevo esa elasticidad en mis músculos. Empiezo a reconocer que mi cuerpo se tensa cada tanto, antes pensaba que era normal estar tensa todo el rato. 2) Aquí intentaré citar a quien ayer lo dijo, que es la maestra de la sesión: "La práctica de yoga sirve para querernos a nosotros mismos. Después, si lo quieres, buscas a alguien que te quiera un poco más". Ya llevaba un par de días de no sentir la ansiedad de tener que estar acompañada, cuando en México no la tenía, supongo que es parte de esa sobrevivencia que tengo tan introyectada todavía. Más allá de las palabras, que se pueden encontrar en cualquier libro, fue la entonación lo que me hizo darme cuenta de lo que he avanzado en mi práctica. La ansiedad se da cuando me cierro, cuando la energía deja de fluir, ahora que a base de disciplina o gusto por ver otros cuerpos o ganas de entender la práctica, no he dejado de asistir, observo con alegría que cambia, todo cambia, diría Mercedes Sosa.

#232

El otro día entré al cine. Uno de mis grandes placeres. El tema es no acordarme de las películas que he visto. Gustosa de conocer siempre otras culturas, voy por lo que me sea más lejano, ya sea una escritora, un cineasta, un filósofo. Así he ido trazando la topografía de mi conocimiento: por lo que me es más lejano. Bajo la premisa de que lo otro ya lo conozco. Por ejemplo, el realismo mágico no me causaba gracia cuando estudiaba, no leía con tanto gusto a García Márquez como a Kafka en la clase de ficción literaria. Como ese tengo muchos más ejemplos. Quizá a quién podría rescatar de esta lógica pudiera ser a Juan Rulfo, creo que su obra le es ajena a cualquiera. En fin, busqué la película. Un domingo por la tarde de frío, nada mejor que algo lejano. Una búlgara. ¿Cuántas películas búlgaras pude haber visto en mi vida? Pocas. Empezó la película, vi la primera escena y la reconocí. Ya la había visto. No me acordaba del nombre. Eso sí, me gustó más que la primera vez.

22.1.16

#231

Volví a la dieta de la cerveza. Dos o más al día. Siempre después del medio día. Nunca antes. El vermut no me gusta. El tinto no se me antoja, salvo en ciertas comidas. El gintonic solo para ocasiones especiales, casi siempre por la noche y para andar de chula. El tequila no lo encuentras (a menos que sea cuervo). El ron nunca me ha gustado, le tengo respeto a los que son de caña, prefiero la malta. Quiero probar con el whisky (porque me encanta Jessica Jones), pero como soy de presión baja, me da temor quedarme dormida o pasar un mal rato. Tampoco me gusta emborracharme, bebo por placer, por gusto, por la dieta.

#230

Quiero ser políglota
Conocer varias lenguas
Pero no sé por dónde empezar
Si con los besos
O con el habla.

#229

Voy de retraso... Retraso de la escritura. La regla casi siempre llega a su tiempo, aunque este mes se adelantó. Quiero pensar que fue por tanto cambio: de casa, de país, de trabajo, de actividad física (dígase ejercicio)... De estado civil no, ese lo mantengo desde hace un año y poco más. El retraso se debe a mi voracidad, quiero hacer todo: leer, escribir, escuchar, conocer gente, ver series... Aquí te da tiempo de eso y más. Así es cuando migras, te reinventas la rutina. Todavía no entiendo porqué pues en México no saldría de mi casa ni iría al museo ni vería un documental, no iría a una conferencia. Todo el mismo día, y, con tiempo de sobrar para pasarme por casa para leer a Auden (hace años que no leo poesía). Así es migrar. Buscarse la vida. Inventarse los días. Aprender a escuchar los fantasmas y a vivir con los demonios. Un aprendizaje constante. Voy de retraso porque al final del día puede más el cansancio que la necesidad de escribir. El tiempo de la escritura al migrar es asincrónico. Como también el deseo de estar en casa. Cuando me asalta la angustia, escribo. Cuando se apacigua la nostalgia, estoy. Voy de retraso, pero tampoco hay prisa.