26.1.16

#232

El otro día entré al cine. Uno de mis grandes placeres. El tema es no acordarme de las películas que he visto. Gustosa de conocer siempre otras culturas, voy por lo que me sea más lejano, ya sea una escritora, un cineasta, un filósofo. Así he ido trazando la topografía de mi conocimiento: por lo que me es más lejano. Bajo la premisa de que lo otro ya lo conozco. Por ejemplo, el realismo mágico no me causaba gracia cuando estudiaba, no leía con tanto gusto a García Márquez como a Kafka en la clase de ficción literaria. Como ese tengo muchos más ejemplos. Quizá a quién podría rescatar de esta lógica pudiera ser a Juan Rulfo, creo que su obra le es ajena a cualquiera. En fin, busqué la película. Un domingo por la tarde de frío, nada mejor que algo lejano. Una búlgara. ¿Cuántas películas búlgaras pude haber visto en mi vida? Pocas. Empezó la película, vi la primera escena y la reconocí. Ya la había visto. No me acordaba del nombre. Eso sí, me gustó más que la primera vez.

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