21.1.16
#227
Aparecí en la biblioteca. Busqué la más cercana a mi casa y encontré un lugar hermoso: Biblioteca Publica Episcopal del Seminari Conciliar de Barcelona. Que, entre otras, hospeda a la Facultad de Filosofía de Cataluña. Un edificio del siglo XIX, de techos muy altos, puertas de madera, patios centrales de los que se asoman las palmeras al voltear por los grandes ventanales que iluminan la biblioteca. Silencio en cuanto entras. Silencio fetichista de quienes quieren terminar algo, una idea, un texto, un ejerció de traducción. A diferencia de los cafés de autoservicio que funcionan como despacho u oficina hipster, en la biblioteca, que no ha dejado de estar de moda, hay calma. Tomé el asiento vacío, de frente al gran ventanal y con los libros de filosofía a la espalda. En realidad no iba a consultar nada, solo quería un lugar cómodo y caliente para estar, estar conmigo, estar con Derrida.
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