7.50 am. Me sumerjo en el agua y caliento doscientos antes de iniciar la rutina correspondiente: 8 x 200, bajando el tiempo pausadamente. Después del segundo doscientos me doy cuenta que no disminuí el tiempo sino que lo aumenté. Al tercer doscientos bajo cinco segundos pero en el cuarto subo cuatro. A la mitad del ejercicio no he logrado realizarlo correctamente por cuestión de tiempo y, como la alberca ejerce un poder de iluminación, traslado esa revelación a mi vida y concluyo que inicio cualquier proyecto con mucho ahinco, energía y velocidad, pero no considero los tiempos naturales de resolución, por lo que muchas veces he cedido ante los embrujos de la impaciencia y los guardo, sin concluir, en el cajón de los recuerdos.
Tengo un reloj para medir el tiempo en la alberca, pero cómo mido el tiempo en el día a día de cada proyecto? No es tarea sencilla, empecé la tesis de doctorado hace unos tres años, pensé, ilusamente, que podría terminarlo en dos, luego en tres, ahora sólo espero hacerlo el próximo año. Este es sólo un ejemplo de esta falta de timing en mi vida, podría mencionar muchos otros, incluso de menos importancia, como hacer una fila en el super, esperar en la sala de algún consultorio, o no desquiciarme cuando alguien llega diez minutos tarde a una cita con una justificación razonable. Qué pasa por mi cabeza para perder la cordura en el momento que mi reloj mental empieza a pasar más deprisa sus manecillas, incluso contra natura? No lo sé, ha intentado varios remedios caseros y metafísicos, espero que con la natación logre, por lo menos en el agua, darle tiempo al tiempo y no tronarme en el primer suspiro.
Tengo un reloj para medir el tiempo en la alberca, pero cómo mido el tiempo en el día a día de cada proyecto? No es tarea sencilla, empecé la tesis de doctorado hace unos tres años, pensé, ilusamente, que podría terminarlo en dos, luego en tres, ahora sólo espero hacerlo el próximo año. Este es sólo un ejemplo de esta falta de timing en mi vida, podría mencionar muchos otros, incluso de menos importancia, como hacer una fila en el super, esperar en la sala de algún consultorio, o no desquiciarme cuando alguien llega diez minutos tarde a una cita con una justificación razonable. Qué pasa por mi cabeza para perder la cordura en el momento que mi reloj mental empieza a pasar más deprisa sus manecillas, incluso contra natura? No lo sé, ha intentado varios remedios caseros y metafísicos, espero que con la natación logre, por lo menos en el agua, darle tiempo al tiempo y no tronarme en el primer suspiro.
Querida Rox. Gracias por compartir tus pensamientos .
ResponderEliminarMe da gusto saber que alcanzas a ver parte de la profundidad en tu vida reflejada en una serie de 8 X200.
Ivo