¿Cuántas veces en la vida académica una escribe fe de erratas para dar fe precisamente de sus publicaciones? Que yo recuerde solo lo hice con mi tesis de doctorado. Fue un estrés enorme ver que lo que iba a ser el reflejo de mi primer pensamiento tenía errores (de dedo). Me acostumbré a no fallar, sin importar que la ansiedad iba carcomiendo la creatividad, la pasión por aprender, escribir, pensar.
Recién escribí una reconsideración para el SNI en tono de fe de erratas: señalé en apego a la legislación vigente cada elemento que no consideraron en mi evaluación. Ingenua pensé que con el trabajo realizado en los últimos cinco años no solo iba a permanecer sino que además contaba con los requisitos mínimos indispensables para ascender en la espiral de la aspiración académica. La respuesta fue la misma que el primer resultado: no cumples con las cuatro publicaciones científicas que se requieren, pero escribí o participé en 12 publicaciones. Solo tres de esas doce son científicamente (in)suficientes fue la última respuesta. Una respuesta kafkiana por donde se le quiera ver.
La necesidad de escribir fe de erratas, contrario a lo que pensaba, ha sido una constante en mi vida. He tenido que dar fe de mi lesbiandad (en un mundo heteropatriarcal), he tenido que dar fe de mi trabajo intelectual en las fronteras (por no venir de las ciencias sociales), he tenido que dar fe de mi quehacer filosófico (por no ser tener un título en filosofía). Las erratas permanecen en mi historial de vida como una mancha imborrable. Erratas que evidentemente han mermado mi autoestima intelectual en diferentes momentos. La última vez fue precisamente esta evaluación del Conacyt.
Erratas: cosas erradas dice la RAE. Llegó el día que me confié porque me acostumbré a funcionar en la academia y terminé por aburrirme (otra referencia a Kafka). Cosa errada. Al parecer una vez que entras en la academia no puedes salirte. Cosa errada. A eso me quiero dedicar por unos años. Andar errante en la academia, volver a encontrar mi faro de luz en las fronteras, en la filosofía, en la docencia. Quizá estudiar un doctorado en filosofía, quizá seguir escribiendo sobre la filosofía ficcional y en este blog, quizá pensar a Kant desde Malabou o quizá en algún momento cuando ya no esté la 4T en el país volver a aplicar al SNI. Cosa errada. Eso quiero ser siendo sin tener que dar fe de mis erratas.
CDMX octubre 2022.
Fe de erratas. Llegó la reconsideración del SNI en diciembre 2022: Recibo un mensaje de una amiga en uno de esos múltiples chats que voy acumulando para parcelar a mis diferentes grupos de amistades que afortunadamente tengo. "Felicidades Roxana por el SNI", escribe Brenda. Tomo el control de la tv para ver de qué se trata. Pongo un signo de interrogación (?) y escribo otro mensaje ¿de qué hablas? ¿dónde lo viste? "En Fb", contesta y me envia la lista donde aparecemos quienes después de la reconsideración obtuvimos o recuperamos el SNI. No lo voy a negar, sentí que el alma me volvió al cuerpo.
CDMX diciembre 2022.
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