Escribir lo que pienso
y lo que siento
es un remanso de paz.
Estos días
mi cabeza no ha logrado
convencer al corazón
que esté tranquilo,
como si realmente pudiera diseccionar las partes,
o como si pudiera razonar con él.
Siento lo que no debería de sentir
y pienso lo que debería de hacer
pero no me atrevo.
Al final sólo me queda escribir para acallar al corazón,
que dice sentir un gran vacío,
no sólo por la pérdida,
sino también por el encuentro,
no sólo por la nostalgia
sino por el devenir.
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