Ayer nuevamente tomamos carretera.
Regresamos a casa, a la ciudad, al barrio.
Quizá todo siga igual, nosotras queremos cambiar. Estar. Compartir.
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La ciudad es un caos. Siempre lo he sabido, pero tiene no sólo el encanto del anonimato, también de la grandilocuencia. Historias que se rehén a diario en un reloj de arena. Historias que se yuxtaponen. Historias que nunca más se cuentan. Esa es mi ciudad. La ciudad de los sueños (no de la esperanza) la ciudad de mis deseos.
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Es lamentable lo que la señora Orozco y su gente ha hecho con la universidad. Afortunadamente ha ganado la justicia y la legalidad. Dicen que ya se va. Pos que le vaya bien. A reconstruir un proyecto educativo de esta mi ciudad.
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