Esta nota va con dedicatoria para mis estudiantes:
Dimensionar la importancia del aula toma su tiempo. La educación no es cualquier cosa. La educación es tanto un oficio como una profesión. Debería de ser la profesión mejor pagada y el oficio más socorrido, pero no lo es. La educación no se inventa, la educación se construye de generación en generación. Los estudiantes no están de paso, los estudiantes se quedan en el corazón.
El aula es un espacio de fe, el estudiante confía en que va a aprender, el profesor confía en que va a aprender. El aula no debe ser más ese "recinto sagrado" de erudición y de falsa sabiduría.
El aula a veces ni siquiera tendría que existir, es una forma de hacer educación, pero también la educación es la vida misma.
El reto es enorme para los que escogimos ser profesores, algunos no lo logran, otros a base de errores, frustraciones, exigencias, logramos recuperar la fe día a día.
Hoy tengo fe gracias a ustedes.
Hoy vuelvo a creer (después de los meses oscuros que pasé y que seguramente les exigí más de la cuenta) que no me equivoqué al decidir ser profesora. De hecho es en lo único que he sido constante.
Hoy me voy con el alma y el corazón reconfortado porque quiero volver a estar con ustedes, con los que se han ido, los que se irán, los que vendrán.
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