6.2.16

#242

De esos días que solo el sol se asoma a la cama.
De esos días de silencio y reposo.
De esos días que decir no, gracias, resulta más reparador que el sueño mismo.
De esos días que abandonar la cama no está previsto, ni si quiera para comer, quizá solo para ir al baño.
De esos días que con solo mirar al techo es ya un placer contemplativo.

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