15.6.13

Día 97

Rocé mis labios con el dedo gordo de la mano. Regresión. Volví a sentir placer. Un placer infantil. Un placer prohibido. No me había pasado antes. No es la misma sensación de rozar los labios con otros labios u otros dedos. Esta vez fue una regresión a ese lugar de confort infantil. Un lugar donde por muchos años, y a pesar de varios intentos de mis padres para impedirme chupar el dedo, encontré seguridad. De un día a otro lo dejé de hacer sin motivos ni explicaciones. Sólo quedaron las secuelas: dedos largos y aplanados en ambas manos. Las secuelas de la ansiedad, del miedo, de ja inseguridad, posiblemente de la separación o del abandono. Esa fijación infantil oral seguramente la suplí con otras fijaciones, obsesiones o inseguridades. Indagar me resulta ocioso. Me sorprende que mi cuerpo tenga esa memoria. Un recuerdo que la razón de negó a aceptar.

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Cuerpo desnudo
Radiografía de la memoria
Posición fetal
En cuatro extremidades

Masaje

Caderas deslocadas
Rodillas juntas y rotadas
Espalda ancha
Omoplatos constreñidos

Masaje

Dicen que el cuerpo 
tiene memoria
Dicen que se debe
liberar energía  
Dicen que el cuerpo
reconoce las heridas

Masaje

Bombardeo de imágenes
Una película silenciosa
Recuerdos distantes
Reencuentros 

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