16.6.13

Día 99

Recién nos recostamos y como es ritual estábamos revisando las últimas noticias en el Facebook, Twitter, guats up, etc. Un vistazo antes de dormir por si se nos va alguna noticia importante que no pueda esperar al otro día para ser leída. En eso estábamos, como todas las noches, cuando la habitación brinca. Primero pensé que estaba soñando, después que una bomba había explotado cerca, pero no había escuchado nada, finalmente que alguien me había jalado de los pies. Como cuando niña te asustan diciendo que si no te vas a dormir temprano vendrá el mounstro a jalarte los pies. Estaba en una retahíla de hipótesis y el jaloneo no terminaba. Votamos los celulares, nos volteamos a ver.
-esta temblando, dije.
-qué hacemos dijo M.
-vestirnos y salir, le conteste.
Hicimos lo que pudimos en el menor tiempo posible mientras las paredes tronaban y el espanta-espíritus del comedor trinaba.
Salimos a la jardinera. El temblor paró pero mis piernas seguían temblando. Traje conmigo el celular y pronto empecé a localizar a la familia. Todo en orden. Sólo el susto. Nos quedamos un rato más afuera. El cielo se ilumino con un relámpago silencio. Los perros dejaron de ladrar. 
Regresamos a la cama. Prendí la tele. No encontré noticias. Busque en fb y Twitter,      todxs escribían sobre el temblor a manera de reporte. Algunos empezaban a hacer chistes. Otros comparaban el temblor del 85 con éste. Si la memoria no me engaña éste lo sentí peor. Me asusté. Cuando creía que quien vive en la Ciudad de México debe acostumbrase a los temblores, una sacudida como ésta evidencia mi necedad. No te puedes acostumbrar a un temblor. Mucho menos si es trepidatorio.

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