20.7.13

Día 133

Hacer turismo implica voluntad. hoy no la tuvimos. Hoy fue día de esperar y caminar. La ruta estaba clara: Puerta de Brandenburgo; Memorial del holocausto; Tiegarten (reposo);  edificio del parlamento; paseo en barco por el Spree... Todo estaba planeado, pero no contábamos con que el ángel (ver película Las alas del deseo, de Wenders) se nos cruzaría en el camino y nos desviaría de la ruta. Aunado a que cerrarían las vías que nos llevarían de vuelta al parlamento. Decidimos reposar a la orilla del Spree, comer un bocadillo y tomar una cerveza, mientras llegaba el siguiente barco para por lo menos hacer la ruta del paseo desde el río. Pasaron los barcos, pasaron los minutos, se convirtieron en horas de reposo bajo la sombra de un árbol. Gente iba y venía, nosotras a veces observamos, otras callábamos. Finalmente nos paramos, con poca decisión, el de las 16:40 íbamos a tomar. Nunca llegó, también habían suspendido el tránsito por el río. Regresamos al ángel, el ángel de la historia que mira hacia atrás, una de las tantas metáforas de Benjamin. Esperamos el bus. Caminamos. Regresamos a casa. Hoy no hicimos turismo, o por lo menos no el turismo riguroso, quizá mañana. 



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He caminado esta ciudad bajo la guía de quienes la conocen, ahora la camino bajo los recuerdos de mis estancias pasadas. Una ciudad que me remueve, más por su historia que por mis experiencias; más por su teoría que por mis vivencias. Me gusta que en Berlín se piense desde la filosofía.

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