El calor es apabullante. O estoy nublada por escucharte. La sangre me hierve. No es enojo. Tampoco frustración. Es decepción. Intento escribir. Quisiera delatarte. Puedo sentir tan claro ese vacío pero me cuesta tanto ponerlo en palabras. Los colores brillantes del ambiente le dan esa fachada exacta a lo que ahora siento. Es como verlo nítidamente sin poder describirlo. Trataré. Hoy es uno de esos días donde la condición humana se vuelve a hacer presente. La vida es una montaña rusa. La duda ontológica se hace presente. La modernidad como proyecto incompleto. Qué es el ego? Qué es la individualidad? Qué esperar del otro? Ninguna respuesta. Silencio. Una apabullante demostración de ego. Envolver con palabras. Recitar un poema a manera de acción cortés antes de tirar el zarpazo. Un zarpazo sutil. Ilegible. Al final las gracias. Unas gracias sinceras? Por qué? Por leerme? Por enseñarme tu verdadera cara? La otra cara. La cara del hombre empoderado que no es colega sino déspota. Cretino.
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El calor es apabullante. Estoy nublada. No puedo escribir. Quisiera delatarme. El ambiente es preciso. Los colores brillantes. Brillantes de fantasía. Sólo aquí en la frontera he sentido eso. Vivimos en una ficción. La ficción que cada uno se cuenta. Hoy lo volví a experimentar. No fue casual la ansiedad. No estoy loca. Ahora lo tengo claro. El miedo era latente. La sobrevivencia. Para qué tenerme cerca? Para regocijarte con tu diatriba académica? Quería no prejuiciarme. La intuición no se equivoca. Me superaste. Debo hacer caso a lo que siento. Guardar las formas. Darte las gracias. Unas gracia honestas por mostrarte como eres. La duda ontológica. Si la fantasía es real entonces aprender a sobrellevar lo imaginario. Seguir adelante. No caeré en la trampa de la soberbia.
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El camino se vuelve a abrir. El trazo es defino. El destino no existe. Me regocijo en los libros. Ningún sacrificio. Hedonismo. Libertad. Gozo. Gracias por quitarme la venda de los ojos. Gracias por quitarme un deber ser indefinido. El ambiente es propicio. Todos se ve muy brillante. Se ha disipado la duda ontológica. ahora solo es epistémica. Paciencia. Pensar con sangre fría la siguiente jugada. Es lo que me enseñaste. No comprometerse a nada. Tampoco decir que no explícitamente. Cómo se puede sentir la decepción y la libertad en un mismo momento? Sólo abre la puerta. La fuerza de la virtud.
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