21.5.13

Día 73

Regreso al DF con muchas ideas que papalotean en mi cabeza. Sentimientos encontrados y ganas de hacer muchas cosas. Los viajes revitalizan las rutinas y pernean las estructuras que antes parecían inamovibles. 

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Es curioso como se puede percibir la ciudad una vez que la dejaste. Las avenidas que son familiares esconden el sesgo de la familiaridad. El barrio se esconde tras las capas de la memoria. La casa no huele igual. Dejó de oler a mí.  Sólo hace falta volverla a habitar. Volver a caminar por las calles para hacer evidente que he regresado a la ciudad aunque yo ya no sea la misma que me fui.

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La virtualidad congela las sensaciones entre los amantes que se prometen amor a la distancia. Congela la sonrisas, los gestos, las caricias. La virtualidad exacerba el deseo, la tentación, el deseo de estar cerca. Cómo hacían los amantes que debían esperar meses o años para tener noticias de su amada/o?Acaso no los carcomía la desesperanza, el desasosiego, la melancolía? La virtualidad puede suplir esos momentos pero nunca será igual a tener cerca, oler, sentir, a la persona amada.

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